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La primera boxeadora de Afganistán va por el oro en Londres

A las mujeres se les prohibió hacer deportes bajo el régimen talibán. Sadaf Rahimi, de 17 años, desafía al conservadurismo
sáb 07 abril 2012 06:27 AM
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Una arena donde los talibanes ejecutaban a las mujeres ofrece un escenario escalofriante e incongruente para el sueño olímpico de una adolescente.

Pero los pisos polvorientos, espejos rotos y pasillos mal iluminados dentro del estadio Ghazni de Kabul han sido la base de entrenamiento para Sadaf Rahimi de 17 años.

Vestida en un traje negro, botas rojas y un pañuelo azul, está en camino de convertirse en la primera boxeadora olímpica en Afganistán y sólo la tercer deportista afgana en competir en los Juegos Olímpicos.

“La primera vez que golpeé a alguien fue en mi pueblo, tenía 11 años. De hecho, fue mi primo”, dijo a CNN durante un descanso de su entrenamiento. “Después me dijo que le pegué tan fuerte ¡que debía convertirme en boxeadora!”.

Y eso hizo. Un comodín del Comité Olímpico ha impulsado a la estudiante hacia los juegos en Londres este verano, una perspectiva desalentadora dados los recursos modestos que tiene a su disposición.

Rahimi y sus compañeras, incluida su hermana Shabnam, no pueden entrenar en un ring de boxeo apropiado y no existe en la Afganistán devastada por la guerra. En cambio, docenas de niñas y mujeres en el equipo se van moviendo en uniformes que no coinciden dentro de un gimnasio pequeño y sucio con suelo acolchado.

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“El equipo que tenemos es algo inadecuado. Yo tuve que comprar mis propios calcetines de boxeo”, dijo.

Con instalaciones deportivas escasas en Kabul, el tiempo de boxeo del equipo en este gimnasio es limitado.

“Sólo podemos entrenar una hora al día, y eso es todo”, dijo Rahimi. “No es suficiente prepararse para Londres. Otros equipos alrededor del mundo entrenan tres veces al día”.

Rahimi dice que le gustaría ayuda de expertos en Dubai o India para ser competitiva contra las peleadoras internacionales.

Pero esto es Afganistán, donde el dinero se encuentra muchas veces en los lugares equivocados. Así que esperan por un patrocinador que las ayude.

“Nos gustaría un patrocinador con un buen nombre en el mundo de los deportes. Pero más importante, que puede ayudar a nuestras atletas en el futuro”, dijo el entrenador de Rahimi, Mohammed Saber.

Sharifi, un exboxeador profesional y un defensor de los derechos de las mujeres, cree que el mundo verá a Afganistán de otra manera cuando Rahimi suba al ring en Londres.

“Espero que el mundo vea que las mujeres afganas están tirando sus barreras al seguir sus sueños de convertirse en atletas profesionales. Nosotros representamos este país con orgullo”, dijo.

Cuando a las atletas se les dijo que no podían competir en los deportes bajo el régimen talibán, Afganistán fue suspendido de competir por el Comité Olímpico Internacional (COI). Como resultado, se perdió los Olímpicos de Sydney. Afganistán; con atletas mujeres involucradas por primera vez, compitió en Atenas 2004 después de que el régimen talibán había sido derrocado en 2001.

Pero los talibanes no han sido el único obstáculo.

En un país donde los activistas de los derechos humanos dicen que las mujeres siguen siendo vulnerables a los prejuicios y a otros problemas que incluyen violencia doméstica, abuso sexual y en el matrimonio, Rahimi teme por su propia seguridad.

Mi padre habló sobre amenazas y advertencias anónimas sobre que sus hijas no debían boxear.

Muchos temen que este conservadurismo en la sociedad afgana aumente cuando la OTAN se vaya del país.

“Por un mes no pude entrar al gimnasio a practicar por mi seguridad”, dijo.

Mientras sus propios padres son de gran apoyo para ella y su hermana, dice que otros miembros de la familia critican su estilo de vida.

“Mi tía decía que las mujeres debían quedarse en casa y hacer los quehaceres, no debían de salir y hacer deportes. Decía que mis acciones no estaba en línea con el Islam”.

Pero Rahimi dice que esta presión no la hace dejar el deporte que ama.

Es fácil sorprenderse por la dedicación que muestra alguien que dice que nunca ha golpeado a otra persona enojada; bueno, no todavía.

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