De la yegua Black Caviar perduran sus triunfos, su fortuna y ¡una estatua!
La yegua más famosa de Australia ya tiene una estatua de bronce en su honor.
La estatua de Black Caviar, que se retiró con un récord de por vida perfecto, de 25-0, fue develada en su lugar de nacimiento: Nagambie, en el estado de Victoria. Y además, fue anunciado que la yegua está por dejar un legado vivo propio: está preñada.
El público, ataviado con sedas de los colores distintivos de Black Caviar, rosa salmón con puntos negros, se dio cita para darle un vistazo al tributo de tamaño natural, obra del escultor Mitch Mitchell.
La emoción creció entre la multitud de fans cuando se dijo que la superestrella equina más famosa de Australia 'está esperando' después de dos visitas al semental Exceed and Excel.
"Estamos orgullosos de ser australianos y estamos orgullosos de ser de Victoria en este gran día para Australia", dijo el criador Rick Jamieson al periódico The Telegraph.
Como residentes de Nagambie, podemos decir que criamos al mejor caballo en la historia de las carreras.
La velocista de seis años, con un valor de casi 8 millones de dólares en premios, se retiró después de lograr su victoria de cuarto de siglo en la carrera TJ Smith Stakes, en abril pasado.
Durante su trayectoria profesional, en la que rompió varios récords, trascendió a las páginas deportivas para convertirse en una de las celebridades deportivas más famosas del país.
La yegua no era solo una potente máquina en la pista, sino que era toda una personalidad atesorada que apareció en la portada de la revista Vogue, publicó una biografía que fue un éxito en ventas, y el Sydney Daily Telegraph la nombró mujer deportista del año.
El retiro de la yegua más famosa del mundo generó noticias en Australia y el ex primer ministro australiano Gillar tuiteó: "Nunca hemos visto algo como Black Caviar antes y puede ser que nunca lo veamos en el futuro. Tiene un increíble legado".
Después de su demoledor primer triunfo en Danehill Stakes en 2009, el interés en Black Caviar ha crecido de manera exponencial.
No solo ganó las 25 carreras en las que participó, sino que las ganó por márgenes impactantes (con la excepción del Royal Ascot en Gran Bretaña) destruyendo pistas de clase mundial para convertirse en uno de los caballos de carreras más cotizados en el mundo.
Su récord inmaculado es el segundo más alto de todos los tiempos, solo después del caballo húngaro Kincsem, que aparentemente ganó 54 carreras a finales del siglo XIX.