Sol, arena y mar, así vacacionan los mejores caballos de carreras
En el mar la vida es más sabrosa… para algunos de los mejores caballos de Sudáfrica.
El entrenador Justin Snaith dice que un día en la playa Muizenberg, en Ciudad del Cabo, brinda el entrenamiento perfecto para sus purasangres antes de hacer un gran esfuerzo en la pista.
"Este es el mejor ejercicio, tanto para su mente como para su cuerpo", dijo Snaith a CNN. "Los llevas a la playa y durante los primeros pasos hacen su rutina normal, o sea ponerse difíciles o jalar; luego solo ves cómo respiran y simplemente se relajan por completo".
"Ciertamente los hipnotiza el movimiento del agua porque puedes sentir cómo empiezan a inclinarse conforme el agua se aleja o se acerca. De repente tienes un caballo muy relajado y que a la vez recibe las ventajas de esta encantadora agua de mar fresca".
Está claro que la fórmula funciona. Desde que inició su carrera, hace 14 años, Snaith ha seguido los pasos de su padre, Chris, y se ha vuelto uno de los entrenadores más exitosos del país .
El año pasado entrenó a 198 ganadores y destrozó el récord sudafricano anterior de 174, entre los que se cuenta el triunfo sin precedentes de siete caballos en un solo día en el hipódromo de Fairview, en Port Elizabeth.
Las blancas arenas de la playa de Muizenberg se extienden por 40 kilómetros a lo largo de la península atlántica de Ciudad del Cabo y es popular entre los surfistas, los caballos y uno que otro tiburón.
Todo es parte de una rutina que ayuda a que los caballos lleguen relajados a la pista, listos para correr y capaces de "hacer ese esfuerzo extra", dice Snaith.
Jet Explorer, un estelar caballo de carreras de seis años , sufrió una lesión menor en una pata durante una cabalgata de exhibición hace poco, pero un poco de terapia en el océano ha ayudado a acelerar su recuperación.
"Cuando los caballos sufren ciertas lesiones o incluso necesitan un descanso mental, el océano es por mucho lo mejor que he visto y simplemente les da ese día para tranquilizarse o sacar un poco de la infección de su pata", dice Snaith.
"Una caminata en el océano y tienes un caballo curado".
Se trata de dar a los caballos lo que necesitan, dice el hombre de 39 años, ya sea chapotear en las olas o vagar en los establos con sus amigos.
"Un caballo feliz es un buen caballo", dice.
"Solo pido una cosa a cambio: que cuando las puertas del arrancadero se abran y esos caballos empiecen a correr, den lo mejor de sí; por como están las cosas, parece que tenemos un acuerdo fantástico".