Pobre para pagar la universidad, demasiado rico para recibir ayuda financiera
El sueño de Gage Márquez es ser el primero en su familia en ir a la universidad, recibirse de la Universidad de California en San Diego y convertirse en cardiólogo.
Casi llora de alegría cuando supo que lo habían aceptado. Pero luego él y sus padres revisaron la ayuda financiera que le otorgaban, le dieron una subvención de poco menos de 3,000 dólares. Y la escuela, que determina la cantidad que un estudiante puede solicitar en préstamos federales, le permitirá pedir prestados apenas 6,800 dólares.
Eso aún deja a sus padres con una factura por pagar de 18,000 dls en el primer año.
Ahora, Gage no sólo deberá pedir más 27,000 dólares en préstamos federales para sus estudios de cuatro años, sus padres además tendrán que pedir en préstamo otros 72,000 dólares con intereses más altos.
Y pagar 18,000 dls anuales de su bolsillo es más de lo que sus padres Stacy y Alfred Márquez pueden permitirse. Con un ingreso inferior a 100,000 dls, no queda mucho después de pagar la hipoteca, pagos de dos coches, las primas de la cobertura médica, frenos dentales para uno de los niños y comida para tres hijos.
La familia también tiene altos costos médicos, ya que uno de los hermanos de Gage tiene una discapacidad de aprendizaje y el otro tiene una condición cardiaca (que fue precisamente lo que inspiró a Gage a estudiar cardiología). Su madre, Stacy, se ha quedado en casa para criar a sus hijos.
Al final del mes, tengo suerte si me quedan 10 dólares en la cuenta del banco
La familia Márquez llegó a tener algunos ahorros reservados para la universidad. Pero tuvieron que usar ese dinero cuando el padre de Gage, Alfred, perdió su empleo durante la recesión. Ahora ha vuelto a trabajar, pero gana menos que antes y no tiene prestaciones médicas.
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"Somos afortunados y vivimos decentemente, pero cuando se trata de la universidad nos sentimos pobres", señaló la madre.
Las cartas de otorgamiento de ayuda financiera suelen enviarse a finales de marzo o principios de abril y la mayoría de los estudiantes tienen hasta el 1 de mayo para decidir dónde matricularse. La familia Márquez probablemente no fue la única sorprendida al descubrir la enorme cantidad que tendría que pagar por la universidad.
Aunque las universidades anuncian su "costo total", muchas familias esperan recibir ayuda financiera en correlación con su necesidad (capacidad económica), en forma de subvenciones y préstamos estudiantiles. La cantidad que se les otorga se basa en lo que la universidad estima que pueden pagar y se supone que ayuda a completar la diferencia. Sin embargo, algunas familias de clase media y media-alta descubren que lo que la universidad espera que aporten es más de lo que en realidad pueden pagar.
Joe DePaulo, fundador de College Ave, que ofrece préstamos educativos privados a familias que se encuentran en esta situación de déficit de financiación, comentó:
Por lo general, sabemos que las escuelas tratan de cubrir la necesidad de aquellos estudiantes de familias cuyo ingreso familiar es inferior a 75,000 dólares
A medida que aumenta el ingreso familiar, la ayuda disminuye. A los ingresos que se acercan a los 200,000 dólares casi no se les ofrece ayuda, dijo DePaulo.
Las universidades estadounidenses no dicen exactamente cómo determinan el monto que una familia es capaz de pagar, pero depende mucho de la información que se incluya en el formulario FAFSA, que comprende cosas como sus ingresos y activos, pero no necesariamente el valor de su casa. Las oficinas de ayuda financiera de las universidades también pueden considerar factores como el número de hijos en una familia que estén inscritos en la universidad y si los padres están cerca de la edad de jubilación.
Gage fue aceptado en otras escuelas que ofrecen paquetes de ayuda financiera similares, incluyendo una que sería 5,000 dólares más barata al año, pero no ofrece el programa especializado que él está buscando.
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A pesar del costo, Gage se matriculó en la Universidad de California en San Diego porque cree que es su mejor oportunidad para entrar en la escuela de medicina.
Para costearse los estudios ha presentado multitud de solicitudes de becas. Con su larga lista de actividades - es capitán de atletismo, miembro del Key Club, de Club Kiwanis y de la National Honor Society - tiene la esperanza de conseguir algo.
"He hecho casi 100 solicitudes. Ojalá fuera una exageración", dijo.
Y Stacy, por su parte, apeló a la oficina de ayuda financiera de la escuela. Está juntando todas sus facturas médicas del año pasado para demostrar el gasto adicional de su familia.
El año que viene, Stacy planea volver a trabajar para ayudar con los pagos, pero aún así la familia seguramente tendrá que pedir algunos préstamos.
Hay un puñado de opciones de préstamos disponibles para las familias. Aun cuando los préstamos federales para estudiantes vienen con tasas de interés relativamente bajas (alrededor del 4.3%), la universidad limita la cantidad que un estudiante puede pedir prestado. Los padres pueden pedir prestado dinero adicional al gobierno federal a través de un préstamo PLUS, pero a tasas mucho más altas: 6.8% el año pasado. Algunos préstamos federales también vienen con comisiones de apertura.
La escuela también puede ofrecer préstamos a los padres.
Un préstamo privado debe ser el último recurso, pues por lo general vienen con altas tasas de interés. Prestamistas como Sallie Mae, Citizens y Wells Fargo ofrecen préstamos a los padres, al igual que algunos prestamistas en línea como College Ave.
Sacar un préstamo sobre el valor de la vivienda también puede ser una buena opción, ya que puede venir con una tasa de interés más baja que un préstamo estudiantil.