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El poder de convocatoria de un hombre

Klaus Schwab, presidente del foro Económico Mundial, ha congregado a la élite mundial en Suiza; recibir una invitación para el WEF es considerado un honor para la mayoría, aunque no sea barato.
sáb 22 enero 2011 06:33 PM
Klaus e Hilde Schwab, pilares del Foro Económico Mundial. (Foto: World Economic Forum)
World Economic Forum (Foto: World Economic Forum)

¿Quién reúne a 2,500 líderes del mundo en un sólo lugar? Hasta hoy, sólo Klaus Schwab ha logrado tal hazaña, aunque en 1971, cuando creó el Foro Europeo de Gestión, mejor conocido ahora como Foro Económico Mundial, este economista alemán no imagino que años más tarde la élite mundial se daría cita en la estación de esquí de Davos-Kloster, en Suiza.

Nacido en 1938 en Ravensburgo, Alemania, Schwab fundó el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), el cual surgió como una organización sin fines de lucro, que en su origen buscaba debatir una estrategia industrial europea frente a los desafíos de los mercados internacionales.

Más tarde se convertiría en una asociación mundial de empresas, políticos, intelectuales y dirigentes y en una tribuna única para cualquier líder mundial que quiera lanzar una nueva propuesta. Este año, el WEF, por sus siglas en inglés, celebra su edición 41.

Schwab mantiene la reunión anual exclusivamente limitando la membresía a 1,000 de las corporaciones más grandes del mundo, que impulsan la economía global, con más de 5,000 millones de dólares en facturación, de acuerdo con el WEF.

Recibir una invitación para el Foro es considerado un honor por la mayoría, pero no es barato. Sin embargo, los representantes de gobiernos, organizaciones no lucrativas y medios de comunicación entran gratis.

En tanto, llos ejecutivos de empresas deben pagar por el privilegio de asistir y lo hacen con gusto. De acuerdo con el New York Times, para ser elegible a una invitacion a Davos en 2008 la cuota anual fue de 42,550 francos suizos. Además, de esto se deben pagar 20,000 dólares para asistir a la conferencia, solo por el costo de admisión. Aviones privados, limusinas y ropas bonitas para esquiar, por supuesto, son extra.

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El WEF es sólo una faceta de la actividad de Klaus Schwab, que ha sido miembro del Comité de Asesoramiento en Desarrollo Sostenible de la ONU y vicepresidente de su Comité de Planeamiento y Desarrollo, entre otras funciones.

En 1998, Schwab y su esposa Hilde fundaron la Schwab Foundation for Social Entrepreneurship, una organización sin fines de lucro con sede en Ginebra, Suiza. Además, es miembro de fundaciones como el Peres Center for Peace de Israel y el Museo Ibrahim Hussein de Malasia, y es consultor en Harvard.

Sus actividades abarcan también proyectos editoriales: Schwab es presidente del comité editorial de World Link Magazine y autor del informe anual Global Competitiveness. En 2004 creo una nueva fundación: el Foro de Jóvenes Líderes Globales que busca reunir a más de 1,000 personas menores de 40 años que hayan demostrado su compromiso con la mejora de la situación del mundo, y animarles a trabajar juntos en el lapso de cinco años para identificar y comprender el cambio global.

Para fundar el foro de Davos, en 1970 solicitó un préstamo por 50,000 francos suizos (11,434 dólares) a un industrial alemán. La condición era que le pagara o que trabajara para él, y eso lo puso nervioso, así que envió invitaciones a medio mundo, y todos los días llegaba el correo.

Como no quería perder tiempo abriendo los sobres, Schwab los colocaba bajo una luz potente para leer el interior. A la primera reunión en 1971 acudieron 440 personas de 31 países, incluyendo al famoso economista John Kenneth Galbraith.

El éxito de la conferencia le permitió pagar la deuda y utilizar lo que sobró para crear el Foro Europeo de Gestión (hoy Foro Económico Mundial).

Hace algunos años decidió invitar a celebridades de Hollywood que compartían sus intereses, creyendo que ayudaría. Pero los medios se enfocaron a ellos y dieron una impresión equivocada. "Ya no los invitamos, tememos que la marca del Foro se use para otros fines", dice.

A los 27 años, Klaus Schwab tenía cinco licenciaturas en ingeniería mecánica y economía. A los 31 se volvió el profesor más joven en Suiza. A los 33 fundó el WEF, en 1971, porque estaba preocupado por el futuro económico de Europa. La meta: enseñar métodos estadounidenses de administración a los europeos.

Lleva su trabajo a casa y se mantiene en familia. Su hija Nicole es la directora fundadora de la iniciativa de los Líderes Globales Jóvenes del WEF y su ex asistente esposa Hilde, una de sus primeras tres empleadas, es co-fundadora de la Fundación Schwab para el Emprendimiento Social.

El WEF y la Fundación Schwab trabajan cercanamente a fin de proporcionar a los emprendedores sociales una plataforma para exhibir su importante papel en la sociedad actual.

Desde su creación la fundación ha apoyado financieramente a los emprendedores sociales de su red para participar activamente en los eventos e iniciativas del WEF, proporcionándoles una oportunidad de obtener apoyo, conocimiento y redes para sus miembros y componentes.

Ha canalizado más de 50 becas para cursos de educación ejecutiva en universidades líderes para sus emprendedores sociales y proporcionado consultoría voluntaria y apoyo legal. Actualmente, más de 190 participantes forman parte de la comunidad de la Fundación Schwab.

Vienen de todo el mundo y trabajan en una amplia gama de sectores, pero tienen muchos retos y características en común. La fundación estimula el intercambio par a par de los emprendedores sociales y apoya la copia de sus metodologías entre uno y otro.

Desde Ginebra, a contracorriente de todo el acoso, el titular del Foro Económico Mundial (WEF) Klaus Schwab, dijo que desearía invitar a Julian Assange, fundador de WikiLeaks, a la cumbre que reunirá esta semana en Davos a los máximos responsables mundiales.

"En realidad debía invitar (a Assange) a Davos pero no es posible porque no está autorizado a abandonar Inglaterra", dijo Schwab en entrevista con el diario dominical SonntagsZeitung.

"WikiLeaks es la expresión de la nueva realidad. El equilibrio entre la esfera privada y la transparencia se ha transformado esencialmente, los gobiernos, las empresas y los mandatarios deben aceptar que se encuentran permanentemente en una habitación acristalada", justificó.

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