La crisis agrava informalidad en Grecia
La dietista griega Reggina sabía que tenía pocas opciones cuando su jefe le dijo que podía mantener su empleo en un centro sanitario sólo si accedía a recibir parte de su salario en negro.
Mientras Grecia se hunde más en la recesión y es casi imposible encontrar trabajo, accedió dócilmente el año pasado a recibir un salario de 160 euros en efectivo y 700 en negro, lo que permite a su empleador - en crisis - pagar menos a la Seguridad Social.
A sus 26 años, Reggina se ha sumado al creciente número de jóvenes que dependen de un trabajo informal para capear la crisis económica que ha dejado a Grecia con una tasa de desempleo juvenil del 56% , la más elevada de la eurozona.
"No es sólo una guerra psicológica, es un abuso", dijo Reggina, que al igual que otros no quiso dar su nombre completo por la naturaleza ilegal de su trabajo.
"Mi contribución a la Seguridad Social es más baja y no puedo obtener un crédito porque mi salario es muy bajo. Pero nos dicen que si hablamos de eso, perderemos nuestros trabajos".
Los datos sugieren que el trabajo informal en Grecia - que tiene una de las economías en peor estado de la eurozona - va al alza rápidamente, alimentado por empresas endeudadas que intentan ahorrarse las aportaciones al Estado y por la desesperación entre quienes buscan empleos.
En la primera mitad del año, los trabajadores de la economía informal representaban un 35% de los aproximadamente 30,000 nuevos empleos, según las comprobaciones del organismo SEPE que inspecciona las firmas, cinco puntos porcentuales más que en 2011. Más de la mitad de ellos eran griegos y el 41%, inmigrantes.
La mayoría de ellos eran empleados en el sector de la construcción o en negocios familiares como restaurantes, cafés, bares y tiendas. El número de autónomos en Grecia - otro indicador del aumento del trabajo informal - se sitúa ahora en el 31% de los trabajadores, dos veces la media de la eurozona, según el grupo de expertos con sede en Atenas IOBE.
"Cuando la recesión es tan profunda, los derechos laborales son de los primeros que se sacrifican", dijo el director de SEPE, Michalis Kandarakis.
"Se vuelven menos importantes para el empresario".
Empresas sacan provecho de la crisis
Los sindicatos afirman que las empresas innovan tanto para encontrar formas de reducir costes durante la crisis que algunas compañías depositan los salarios pero luego piden que se les devuelva parte del dinero unos días después o pagan a sus trabajadores en cupones de supermercado.
Argumentan que los esfuerzos de los prestamistas internacionales de Grecia para aflojar la estricta legislación laboral sólo ha hecho que las cosas empeoren, permitiendo a las empresas usar contratos a tiempo parcial o flexible para pagar a los trabajadores el mínimo posible en nómina y el resto bajo cuerda.
"Muchas empresas, incluso las rentables, se están aprovechando de las crisis para sacar dinero de ello", dijo Nikos Kioutsoukis, secretario general del sindicato del sector privado GSEE.
"Las políticas gubernamentales prescritas por los prestamistas son equivocadas y obligan a los jóvenes a ir a la economía sumergida a buscar trabajo. El trabajo sumergido quedará sin control si esto continúa".
Estima que un 35% de los trabajadores griegos cobran en negro de una u otra forma , con algunos autónomos recurriendo a ello para evitar los elevados precios y otros viéndose forzados a ello por empresas que saben las pocas opciones que tienen los trabajadores.
Al otro lado del espectro, los jóvenes griegos dicen que las condiciones del mercado laboral son tan difíciles que se consideran afortunados simplemente por tener un empleo informal, pese a no saber si se les pagará el dinero prometido.
Costas, estudiante universitario de 23 años, tomó un trabajo de camarero este verano en el que se le prometió que recibiría 35 euros por un día de trabajo de 8 horas. Al final sólo le pagaron 70 euros a la semana y le echaron tres meses después cuando se quejó.
"Cuando me atreví a abrir la boca, me despidieron. Hay tanta gente buscando trabajo, ¿por qué quedarse conmigo?", dijo.
"La negociación con cada potencial empleador empieza con la cantidad que está dispuesto a dar, no los términos del contrato. Es obvio que será todo sin una nómina".
Batalla difícil
Los elevados niveles de economía sumergida son un alto precio para un país endeudado que depende de préstamos exteriores para seguir a flote.
Con un desempleo y una economía sumergida al alza, el principal fondo de pensiones del país, IKA-ETAM, espera que las contribuciones a la Seguridad Social caigan 7.5% este año, privando al Estado de unos 800 millones de euros respecto al año previo.
Un reciente informe de un grupo de la UE citó el trabajo no declarado como "un problema importante" que afecta a Grecia, diciendo que "ponía en peligro" la viabilidad del sistema de seguridad social del país.
La coalición que gobierna Grecia - encabezada por los conservadores - ha prometido hacer frente al fenómeno incrementando las multas y reforzando a la agencia SEPE que inspecciona a las empresas para que cumplan la ley.
"Le hemos declarado la guerra a la economía sumergida y que beneficia la evasión", dijo a Reuters el ministro de Trabajo, Yannis Vroutsis.
"La crisis no puede ser una coartada para quienes violan la ley. Las empresas que quebrantan las leyes no tienen más excusas", añadió.
Pero el Gobierno tiene una dura batalla por delante.
Pese a las reformas que facilitan la contratación y el despido y la rebaja del salario mínimo, los griegos aún pagan las contribuciones más elevadas a la Seguridad Social de Europa, dándoles un incentivo para dejar a un lado los contratos formales, dijo IOBE.
La falta de confianza en un sistema político considerado corrupto e injusto, los fuertes lazos familiares que alientan el trabajo en empresas familiares y una larga historia de economía sumergida son algunos elementos que ha permitido que florezcan los trabajos informales, dijo IOBE.
Yannis, un empleado de la construcción de 38 años que siempre ha trabajado si contrato, es uno de los griegos que no ve incentivos para cambiar.
"Todo el mundo trabaja así, y yo también. No podemos seguir pagando a un Estado que se queda con un 40% o 50% de nuestros salarios a través de impuestos", dijo. "Lo siento, pero tengo hijos y tengo que darles de comer y vestirlos".