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Lula lleva lucha por salvar su imagen a las calles de Brasil

Tras el operativo para llevarlo a declarar manifestantes le expresan apoyo y críticas;    la presidenta Dilma Rousseff se presentó en casa del mandatario este sábado.
sáb 05 marzo 2016 03:46 PM
La presidenta Dilma Rousseff (centro) se presentó este sábado en la casa de Lula. (Foto: Getty Images)
dilma-lula La presidenta Dilma Rousseff (centro) se presentó este sábado en la casa de Lula. /

El expresidente Lula, ícono de la izquierda brasileña, pidió a sus partidarios que lo respalden tras un polémico incidente en que fue llevado por la fuerza para que declare por el megafraude a Petrobras.

La actuación de la justicia y de las fuerzas de seguridad con el exmandatario recalentaron la crisis política que vive desde hace un año el mayor país de América Latina, hundido en una recesión económica y sacudido por las revelaciones de una trama de multimillonarios sobornos en la petrolera estatal.

Lee: Presidentes en el banquillo de acusados en América Latina

El sábado, unos 500 simpatizantes de Luiz Inacio Lula da Silva se agolparon frente a su vivienda en Sao Paulo y hasta la propia presidenta Dilma Rousseff viajó desde Brasilia para apoyarlo personalmente.

"Lula estuvo muy animado durante el encuentro que tuvimos junto con la presidenta Dilma para apoyarlo. La presidenta dijo: 'Lula, eres muy importante para el pueblo y para Brasil'. Y Lula me dijo que se sentía muy motivado para la lucha", dijo el diputado oficialista Vicente da Silva tras la reunión.

La fotografía de Rousseff junto a Lula saludando desde un balcón contrastó con las celebraciones del viernes, en las que algunos brasileños convocaron a un festejo por las redes sociales para celebrar la acción policial que obligó al expresidente a dar explicaciones por el escándalo de corrupción que le costó más de 2,000 millones de dólares a Petrobras.

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Y es también un retrato del momento político que vive Brasil, en el que Rousseff enfrenta dos procesos que podrían terminar anticipadamente su mandato y que son impulsados por una oposición en guerra abierta contra su Gobierno.

Favores

Fiscales brasileños sospechan que Lula aceptó millonarios favores de empresas constructoras acusadas de desfalcar a Petrobras, una causa que investiga el armado de un sistema político-empresarial de sobornos y fraudes destinado a financiar a fuerzas aliadas al Gobierno y enriquecer a los involucrados, según la describe la fiscalía.

Por esa escandalosa trama, la policía golpeó las puertas de la casa de Lula en la madrugada, en una fuerte operación que incluyó muchos efectivos armados y cortes de calles.

El carismático expresidente, que a sus 70 años se vislumbra como eventual candidato del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) para las elecciones de 2018, se declaró ultrajado, y en inflamados discursos aseguró ese viernes: "si me quieren derrotar me tendrán que enfrentar en las calles de este país".

"Estoy dispuesto a viajar por todo el país. Si alguien piensa que me va a callar con persecuciones y denuncias, yo sobreviví al hambre, y quien sobrevive al hambre no desiste nunca", dijo Lula, que de niño fue lustrabotas y luego tornero mecánico y sindicalista.

Una manifestación de apoyo al expresidente fue convocada para el martes próximo, mientras la oposición prepara hace semanas una nueva protesta el 13 de marzo para presionar por la salida de Rousseff del Gobierno.

El viernes, decenas de manifestantes pro y antiLula se enfrentaron a golpes frente a la casa del expresidente y en la sede policial donde declaró.

Ímpetu para el impeachment

Los problemas judiciales de su antecesor debilitan aún más a Rousseff, que cuenta con apenas 11% de popularidad y está cercada por varios frentes.

Al escándalo en Petrobras que ha llevado a la cárcel a figuras de su partido se suma un proceso de destitución en su contra por maquillar las cuentas públicas, una crisis política que obstaculiza su agenda en el Congreso y una investigación del ente electoral para determinar si la campaña que la llevo a la reelección fue financiada ilegalmente.

"La declaración forzosa de Lula dará más fuerza a los pedidos de impeachment, y la oposición gana un nuevo ímpetu para intentar forzar la salida de Rousseff", dijo el analista político André César.

El recalentamiento del ambiente político se produce en momentos en que Brasil atraviesa una severa recesión económica que proyecta ser peor en un siglo, la inflación alcanza los dos dígitos y el desempleo está en alza desde hace meses.

El senador opositor Aecio Neves, del PSDB, que perdió el balotaje contra Rousseff en 2014 por 3% de los votos, anunció que el Congreso interrumpirá desde el lunes las votaciones hasta que se instale la comisión de impeachment.

Maniobra cuestionada

Aún no hay acusaciones formales contra Lula. Los fiscales dicen que hay indicios de enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias en el marco de la Operación Lava Jato que intenta poner en evidencia el fraude a Petrobras, pero aclaran que esta fase aún es investigativa.

La coerción usada por los funcionarios judiciales sobre un expresidente fue cuestionada por juristas y hasta por un ministro de la Corte Suprema.

"No se puede obligar a alguien a prestar testimonio cuando no está obligado a hacerlo. Es el caso de Lula que ya prestó testimonio espontáneamente en el marco de este caso", dijo Thiago Bottino, experto en derecho penal de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

El juez Sergio Moro, que tramita las causas privadas de Petrobras -las de funcionarios con fueros las maneja la Corte Suprema- explicó su decisión en una inusual nota, donde señaló que su intención fue la de evitar tumultos entre manifestantes.

 

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