El riesgo político de EU está paralizando a los inversores
El riesgo político está provocando una gran sombra sobre los mercados financieros y la economía de Estados Unidos.
Este es el mensaje que dieron legisladores e inversionistas estrellas que hablaron en SALT, una conferencia de fondo de coberturas en Las Vegas.
Los expertos lamentan el hecho de que los inversores y dueños de empresas están lidiando con grandes desafíos: una parálisis extrema en el Congreso, un sentimiento anti-empresas que crece en la elección presidencial, vía aspirantes como Donald Trump, un personaje poco convencional cuyas posturas son difíciles de digerir.
“Uno tiene que estar confiado en el gobierno y el liderazgo del país. Pero una gran razón del por qué estamos creciendo lentamente es que no hay confianza”, dijo Sam Zell, un multimillonario de bienes raíces.
Zell, que ha contribuido a las campañas de los candidatos republicanos en este ciclo electoral, dijo que no es un accidente que los corporativos de Estados Unidos estén acaparando grandes cantidades de dinero en lugar de gastarlo en el futuro.
“Casi no hay consistencia o predictibilidad” de Washington, indicó el multimillonario.
Larry Summers, que trabajó en dos administraciones democráticas, también está preocupado por la incertidumbre política.
“Nunca pensé que diría esto, pero el riesgo político es un gran riesgo económico en Estados Unidos”, dijo Summers. “Normalmente, esta amenaza solamente la vemos en los mercados emergentes”, agregó.
En específico, Summers está preocupado sobre el riesgo de “un alto populismo que se apodere y conlleve a una gran inestabilidad”.
El exsecretario del Tesoro de Estados Unidos y exasesor del presidente Obama pareciera estar aludiendo a la popularidad tanto de Donald Trump, que consideró la decisión de Ford de construir una nueva planta en México una “verdadera vergüenza”, así como a la popularidad de Bernie Sanders, que ha dicho que General Electric está “destruyendo la fábrica moral de EU”.
Summers dijo que el riesgo es real y uno que “no se está tomando en cuenta en los mercados”.
El exfuncionario estadounidense argumenta que la economía de Estados Unidos estaría en una mucho mejor situación si Washington “comenzara a hacer las cosas bien” como una reforma fiscal, cambios a las leyes migratorias y se enfocara en incrementar las inversiones públicas. Dadas las bajas tasas de interés y un crecimiento lento, Summers dijo que es un completo error el no gastar actualmente en infraestructura.
Robert Rubin, que fungió como secretario del Tesoro bajo el presidente Bill Clinton, criticó la “disfunción” en el Congreso, especialmente entre los republicanos. El experto dijo que los legisladores deberían de estar dispuestos a comprometerse con el país.
Si bien Rubin cree que Hillary Clinton tratará de comprometerse si es electa, el hombre cree que las posibilidades de que el Congreso coopere, son “relativamente bajas y quizás muy bajas".
Rubin también argumenta que las tasas de intereses extremadamente bajas y los programas masivos de estímulos que han implementado la Reserva Federal estadounidense y los bancos centrales en Europa y Japón han “quitado presión a los líderes políticos para que hagan lo que quieran”.
Austan Goolsbee, un famoso economista que está apoyando la campaña de Hillary Clinton, advirtió que el riesgo político solamente se incrementará si las encuestas comienzan a mostrar a Trump como el favorito para llegar a la Casa Blanca. El experto señaló los comentarios del aspirante republicano sobre la posibilidad de renegociar la deuda de Estados Unidos, como uno de los riesgos para la economía.
“Hay algo en sus propuestas políticas que le dan un aspecto de demonio de Tasmania”, dijo Goolsbee, que fungió como uno de los principales asesores económicos del presidente Obama.
David Rubenstein, el multimillonario cofundador del Carlyle Group, dijo que no importa quien ganará en noviembre próximo, él o ella no será capaz de “cambiar de la noche a la mañana, el destino económico del país”.
Rubenstein bromeó con la idea de que al menos sabemos cómo será.
“El próximo presidente de los Estados Unidos tendrá 69 años, será blanco y representan a Nueva York. Después de eso, es difícil saber quién será”, dijo.