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3 amenazas para el optimismo económico de Donald Trump

El renacimiento de la economía bajo el nuevo gobierno de EU depende de tres factores: la actuación del Congreso y de la Fed, y un mayor gasto del consumidor.
lun 06 marzo 2017 06:49 AM
Planes económicos
Planes económicos Trump aún necesita que su agenda sea aprobada por el Congreso. (Foto: CARLOS BARRIA/REUTERS)

El presidente estadounidense, Donald Trump, ya está celebrando la victoria en economía.

“Desde el 8 de noviembre, el día de las elecciones, la Bolsa de valores ha registrado 3.2 billones en ganancias y la confianza del consumidor está en un máximo de 15 años”, tuiteó Trump el jueves 2 de marzo por la mañana.

Sus hechos son correctos. El optimismo es sexy de nuevo en Wall Street y entre los ciudadanos comunes.

Francamente, podría haber tuiteado incluso más buenas noticias económicas: las solicitudes por desempleo acaban de tocar el nivel más bajo en 44 años, un signo de que las empresas no están haciendo muchos despidos. El optimismo entre los pequeños negocios es el más alto en más de 12 años.

Incluso la manufactura está repuntando. El índice de manufactura ISM (Institute for Supply Management), que es muy observado, fue publicado la semana pasada y mostró la mejor cifra en dos años.

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Pero todos estos buenos datos económicos vienen con tres banderas rojas.

1. Trump y el Congreso tienen que entregar resultados. Los inversionistas han enviado al mercado de valores a un alza de casi 15% desde la elección de Trump debido a sus promesas de cumplir “en grande” en recortes fiscales, en gastar en infraestructura en carreteras y puentes, y en realizar una revisión total del sector salud.

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Ahora bien, los grandes sueños deben traducirse en grandes acciones. Todas las políticas de Trump son emprendimientos masivos que requerirán que un Congreso normalmente lento actúe. Y que actúe rápidamente. El secretario del Tesoro de Trump dijo que espera plenamente lograr la mayor revisión al código tributario desde Ronald Reagan para agosto. (Reagan no consiguió que su gran paquete de reforma tributaria fuera aprobado sino hasta su segundo mandato).

“El trabajo duro aún está por llegar”, advierte el economista Ed Yardeni, de Yardeni Research. Eso significa “conseguir que la parte alcista de la agenda de Trump sea aprobada por el Congreso mientras se bloquean las partes bajistas que tienen que ver con el proteccionismo”.

Además, está la espinosa pregunta acerca de si los inversionistas y los CEO seguirán estando tan embelesados después de ver los detalles de estos proyectos de ley. Algunas grandes empresas ya están alarmadas por la llamada idea del ajuste fiscal fronterizo. En cuanto a la infraestructura, a Wall Street le gusta la etiqueta de un billón de dólares, pero muchos republicanos, que han pasado años preocupados por la deuda, están rechazando ese gran número. Y además está la reforma al sistema de salud, que como el presidente admitió esta semana, es “tan complicada”.

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2. Todo el vértigo tiene que traducirse en el gasto de los estadounidenses. Para que todo el optimismo se traduzca realmente en un auge de Trump, las personas y las empresas tienen que salir y gastar más. El gasto del consumidor sigue impulsando alrededor del 70% de la economía de Estados Unidos. Son fechas muy tempranas aún, pero los últimos datos de esta semana sobre el gasto de los consumidores fueron una enorme decepción.

El consumo real cayó 0.3% en enero, el mayor descenso de un mes en tres años. Fue un choque tan grande que la Reserva Federal de Atlanta redujo drásticamente su pronóstico para el crecimiento económico de Estados Unidos en el primer trimestre del 2.5% al 1.8%.

“Sigue habiendo una desconexión entre el optimismo encuestado y la realidad de los datos subyacentes”, dice Lindsey Piegza, economista en jefe de Stifel.

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Es posible que esto sea sólo una irregularidad pasajera. Durante los últimos años, los estadounidenses han demostrado una tendencia a recortar y a no comprar mucho en el invierno. Eso cambia cuando el tiempo mejora.

“Hay una verdadera oportunidad de ver un colapso del lado del consumidor”, dice Brad McMillan, director de inversiones de Commonwealth Financial. “Ahora mismo, soy tan positivo como lo he sido en los últimos años”.

Para lograr el crecimiento de 4% que Trump ha prometido, se necesitará mucho más gasto que lo que ha estado ocurriendo en los anteriores “rebotes de primavera”. Estados Unidos creció alrededor del 2% anual bajo la presidencia de Barack Obama.

3. Janet Yellen no puede terminar la fiesta de Trump. Aunque Trump domina los titulares, especialmente después de su muy elogiado discurso esta semana, la Reserva Federal es un jugador igualmente poderoso en el destino de la economía de Estados Unidos.

Durante años, la Fed ha hecho que sea extremadamente barato para los estadounidenses comunes y para Wall Street pedir prestado dinero. Eso ayudó a impulsar el alza del mercado de valores (ha subido más de 250% desde que tocó fondo en marzo de 2009) y a reiniciar la compra de artículos costosos como casas y automóviles.

Pero la Fed, liderada por Janet Yellen, está dando fuertes señales de que tiene la intención de subir las tasas de interés , lo que significa un fin a los días fáciles de tomar préstamos.

“El argumento a favor del endurecimiento de la política monetaria se ha vuelto mucho más convincente”, dijo el presidente de la Fed de Nueva York, Bill Dudley, a CNN esta semana.

Es posible que las tres alzas de tasas que la Fed tiene en mente para 2017 se tomen simplemente como una señal de que la economía de Estados Unidos finalmente está sana de nuevo. También es posible que los aumentos de las tasas provoquen la compra de viviendas y que el ya anémico gasto de los negocios (los llamados “gastos de capital”) se torne plano o incluso disminuya a medida que aumentan los costos de los préstamos.

Nadie sabe realmente cómo reaccionará el mundo si la Fed comienza a aumentar las tasas más rápidamente. Las tasas de interés no han estado por encima del 1% desde 2008 (la actual tasa es de 0.5% a 0.75%), y la Fed no ha hecho múltiples alzas de tasas en un solo año desde 2006.

En conclusión: Trump necesita que muchos factores coincidan para verdaderamente hiperalimentar el crecimiento. Es posible que suceda. Trump tiene un historial de desafiar las probabilidades. Pero también existe un escenario plausible en el que los sueños alcistas de Wall Street no se traducen del todo en un verdadero renacimiento económico.

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