Tras las fricciones con Trump, ¿Europa puede tomar el destino en sus manos?
Europa está haciendo las paces con su nueva realidad: Estados Unidos ya no es un aliado confiable.
La canciller alemana Angela Merkel dijo el domingo que Europa debe pelear por su propio “futuro y destino”, tras las reuniones dominadas por fricciones con el presidente estadounidense Donald Trump sobre el cambio climático, el comercio y la defensa. “Los europeos debemos tomar nuestro destino en nuestras manos”, dijo a sus votantes.
Esta es la más reciente señal de que Trump, quien ha cuestionado la importancia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y celebró la salida de Reino Unido del bloque, está uniendo a los líderes del Viejo Continente.
Pero, ¿qué debería hacer Europa, exactamente? Los miembros de la Unión Europea tienen grandes diferencias sobre cómo resolver los problemas estructurales exponenciados por la crisis de la deuda en la eurozona. Algunos temen que el euro colapse.
Las divisiones son más grandes entre las naciones ricas del norte de Europa (especialmente Alemania) y los del sur, donde las finanzas públicas están estancadas y el desempleo entre los jóvenes sigue siendo un problema.
Arreglar el euro
Gran parte de la consternación se relaciona con el euro.
La moneda fue introducida en 1999 y actualmente es utilizada en 21 países. La zona euro tiene un banco central, pero el bloque no cuenta con un gobierno para decidir los gastos, impuestos y políticas de presupuesto.
Emmanuel Macron, quien fue electo presidente de Francia este mes, tiene una solución: Más integración.
Lee: Trudeau y Macron protagonizan el nuevo 'bromance' político
“La verdad es que debemos reconocer colectivamente que el euro está incompleto y no puede durar sin reformas mayores”, dijo Macron a la audiencia alemana en enero, cuando dijo que la divisa ha beneficiado a Berlín al ser usada como un “marco alemán débil”.
Macron quiere introducir una “unión fiscal” con un presupuesto común en la zona euro. Los fondos serían usados para inversiones y asistencia económica de emergencia para los países miembro.
Alemania, que tiene la economía más fuerte de la región, se ha resistido a la idea por largo tiempo ante temores de que la unión sea utilizada para transferir dinero a países más pobres.
Otmar Issing, execonomista en jefe del Banco Central Europeo, ha dicho que la unión fiscal es “altamente improbable”.
“La propuesta ignora el hecho de que la Unión Europea es una unión de Estados soberanos”, escribió este año en una opinión editorial para CNNMoney. “La soberanía significa responsabilidad tributaria y del gasto público de los gobiernos nacionales, quienes responden a sus votantes a través de parlamentos nacionales”.
La tarea primero
Todavía puede haber esperanza de un compromiso si Macron y Merkel (quienes formaron rápidamente una cálida relación) son capaces de llevar el cambio a sus propios países primero.
Macron se enfrenta al mayor desafío. Ha prometido introducir políticas que reformen el mercado laboral de Francia y da a las compañías más flexibilidad para negociar con sus trabajadores.
Alemania ha pedido durante mucho tiempo a Francia volverse más competitiva. Si Macron es capaz de entregar resultados (se enfrenta a la oposición de sindicatos y algunos legisladores), encontrará a Berlín más dispuesto a alcanzar un acuerdo para profundizar su integración.
Ya hay algunos signos de movimiento.
El día después de su llegada a la presidencia, Macron se reunió con Merkel en Berlín, donde acordaron colaborar en una hoja de ruta que sirviera como base para una integración más profunda. También accedió a no presionar por una deuda común europea (equivalente al Tesoro estadounidense), una idea con muy poca aceptación en Alemania.
Además, hay una oportunidad para una coordinación militar más cercana, especialmente en los albores de las reculaciones de Trump sobre el futuro de la OTAN . Francia está entusiasmada por incrementar la cooperación, pero los alemanes siguen nerviosos por las implicaciones de una milicia unificada y Merkel está intentando ganar un cuarto periodo en las elecciones de septiembre.
¿Una nueva era?
La salida de Reino Unido de la Unión Europea , que será negociada durante los próximos dos años, podría distraer la atención de estas reformas. Lo mismo aplica en el caso de Trump, quien podría tener más sorpresas guardadas para Europa en cuestiones de comercio, clima y seguridad.
En otra era, Europa pudo haber vacilado hasta que la crisis provocara el cambio. Pero eso no parece viable para los dos líderes más poderosos de la región.
“¿Cómo no podemos ver que los desafíos son los mismos?”, dijo Macron en enero en Alemania.