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Las reacciones espontáneas de Trump dicen más que su discurso sobre odio racial

Las expresiones espontáneas del presidente estadounidense a los hechos de violencia de supremacistas blancos pueden ser más honestas que sus discursos preparados.
mié 16 agosto 2017 06:50 AM
Nueva declaración
Declaración Trump habló de nuevo este martes afuera de la Trump Tower, en NY, . (Foto: Drew Angerer/AFP)

El análisis del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la raza no ha terminado, y le falta mucho para hacerlo.

Trump finalmente se doblegó ante la intensa presión y desafió a los grupos que defienden la supremacía blanca el lunes, a medida que los efectos colaterales de las manifestaciones en Charlottesville, Virginia —que condujeron a la muerte de una mujer— sacudían a su gobierno.

Pero el verdadero Donald Trump no suele revelarse en la Sala Diplomática de la Casa Blanca, donde hizo una declaración formal y redactada que intentó fabricar el espacio político requerido para salir de la controversia.

Considerando que el hábitat natural de Trump está en Twitter o en un combate improvisado con los periodistas, la verdadera medida de su sinceridad sobre Charlottesville surgirá solo cuando el siguiente alboroto racial estalle y el presidente dispare su respuesta al calor del momento.

Ese instinto quedó exhibido el lunes por la noche, cuando retuiteó a un teórico de la conspiración de extrema derecha, Jack Posobiec, quien preguntó por qué no había una “indignación de los medios nacionales” después de una avalancha de disparos mortales en Chicago durante el fin de semana.

Ese reflejo instintivo fue lo que le causó problemas el sábado, cuando condenó la violencia en “muchas partes”, lo cual pareció trazar una equivalencia moral entre los neonazis y los opositores que se presentaron para protestar por su manifestación.

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Tomó dos días para que Trump reconociera que necesitaba limpiar las cosas, a medida que quedaba claro que el episodio no era solo el último giro tambaleante en una era política que desafía a la realidad, sino que tenía un potencial real para dañar seriamente su presidencia.

Los presidentes ejecutivos de Intel y Under Armour anunciaron el lunes por la noche que seguirían al presidente ejecutivo de Merck, Kenneth Frazier, al renunciar al consejo de fabricación manufactura de Trump.

Él obtuvo algunas ovaciones, especialmente en su propio partido, por el tono robusto e intransigente de su declaración del lunes en la que dijo: "El racismo es malo”.

“Los que causan violencia en su nombre son criminales y mafiosos, incluyendo al KKK, a los neonazis, a los supremacistas blancos y a otros grupos de odio que son repugnantes a todo lo que queremos como estadounidenses”, dijo Trump.

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El senador demócrata de Oklahoma, James Lankford, dijo que el presidente estaba “comunicando claramente la maldad del racismo”.

El Senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham, escribió: “Bien hecho, Sr. Presidente”.

Muchos políticos y expertos de Washington admitieron que fue importante que Trump dijera lo que dijo. Sin embargo, todavía existía un desasosiego por haber tardado tanto tiempo en tomar una postura tan clara.

"Hoy, los comentarios del presidente fueron claros y específicos, pero habrían sido más impactantes el domingo”, tuiteó el senador Tim Scott, el único republicano afroamericano del Senado.

“Espero que esto sirva como una lección para todos de que, cuando una comunidad está en duelo, cuando los estadounidenses buscan una guía después de un ataque tan aplastante y devastador como el que se desarrolló este fin de semana en Charlottesville, debemos tomar una postura firme contra el odio y la violencia”.

Trump probablemente tendrá que hacer más para convencer a los escépticos de que estaba hablando de corazón, en parte porque sus publicaciones en las redes sociales han sido a menudo una representación más fiel de sus pensamientos internos que sus declaraciones oficiales.

“Hice comentarios adicionales sobre Charlottesville y me di cuenta una vez más de que la Prensa Noticiosa #Falsa nunca estará satisfecha... ¡gente realmente mala!”, tuiteó Trump el lunes por la tarde a través de su cuenta @realDonaldTrump.

'Cortar parte de la hemorragia'

La respuesta inicial de Trump a la tragedia sigue siendo impactante tres días después. Después de todo, Estados Unidos se fundó sobre el principio de que todos los hombres son creados iguales, y le tomó dos días al presidente estadounidense —el líder moral de facto de la nación— repudiar a los supremacistas blancos, llamándolos por su nombre.

Los críticos también culparon a Trump por su tono poco entusiasta del lunes.

“Creo que debemos reconocer directamente que el presidente hizo lo correcto hoy; lo hemos estado apaleando durante dos días en los medios de comunicación, en la política, en los periódicos, en todas partes”, dijo David Gergen, asesor de presidentes republicanos y demócratas, en el programa Erin Burnett OutFront de CNN. “Habiendo dicho eso, creo que ha cortado parte de la hemorragia, pero está gravemente herido por esto”.

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Si Gergen tiene razón, se necesitará mucho más que el discurso del lunes, leído ante un teleprompter, para restaurar la autoridad moral de esta presidencia.

Puede que la Casa Blanca reconozca eso, debido a que la aparición de Trump representó un sutil cambio de táctica.

Durante otros escándalos recientes, incluyendo su retórica creciente sobre Corea del Norte, el presidente se apoyó en colaboradores y subordinados para explicar y reformular sus comentarios, incluyendo a sus secretarios de Estado y de Defensa.

Pero ese enfoque ya no era sostenible en este asunto, un hecho que la aparición de Trump, en un breve viaje a la Casa Blanca desde sus vacaciones de trabajo en su campo de golf en Bedminster, Nueva Jersey, pareció reconocer.

Este martes, el presidente estadounidense volvió a hablar sobre el tema y dividió responsabilidades entre los grupos ultraderechistas y sus antagónicos durante los acontecimientos que cimbraron Charlottesville el fin de semana.

"Fueron unos sobre otros con bates (...) fue algo horrible de ver", dijo Trump a periodistas en la entrada de la Torre Trump de Nueva York, antes de agregar que los manifestantes de izquierda "atacaron con violencia al otro grupo", según Reuters.

¿Meterá Twitter a Trump en problemas de nuevo?

Como sucede a menudo, las propias acciones del presidente socavaron su intento de mitigar su propio problema político. Y, como a menudo ha sucedido, sus tuits hicieron el daño.

El lunes temprano, Trump respondió rápidamente en la red social, después de que Frazier, el CEO de Merck & Co, se retiró de su consejo de manufactura por la falta inicial de condena del presidente hacia los extremistas blancos.

El estallido planteó la pregunta de por qué pudo condenar a Frazier, un prominente líder empresarial afroamericano, en tiempo real, pero le tomó dos días retar a los extremistas.

También atacó a Frazier después de su discurso, al tuitear: “@Merck Pharma es un líder en precios más cada vez más altos y más altos de los medicamentos, mientras que al mismo tiempo saca empleos de Estados Unidos”.

La sensación de que Trump simplemente se estaba doblegando a regañadientes ante la presión el lunes fue reforzada por la forma en que eligió comenzar su discurso. Se jactó sobre el estado de la economía, y destacó su política comercial en una frase propia de campaña.

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Aides dijo a CNN que fue decisión de Trump hablar primero sobre el alza del mercado de valores, en comentarios que plantearon preguntas acerca de sus prioridades.

El pasado de Trump es otra razón por la cual los acontecimientos del fin de semana no pasarán simplemente al olvido.

Después de todo, Trump ancló su ascenso político en una mentira racialmente motivada —que Barack Obama, el primer presidente afroamericano, no era un estadounidense oriundo de nacimiento. Tuvo tropiezos al repudiar a David Duke, el exlíder del Klan, durante una entrevista con Jake Tapper de CNN durante la campaña presidencial.

Algunos críticos de Trump creen que sus contorsiones lingüísticas son un resultado directo del deseo de evitar alejar a los extremistas que simpatizan con su marca de nacionalismo económico y su dura política de inmigración, mientras que convence a otros estadounidenses que condenan el racismo y el fanatismo.

“Quería quedar bien con todo el mundo”, dijo Cornell William Brooks, expresidente de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP, por sus siglas en inglés), en The Situation Room.

Aunque Brooks describió el discurso el lunes como un “buen primer paso”, advirtió que necesita ser seguido por cambios en las políticas, y llamó a Trump a dejar de “señalar y enviar mensajes y llamados raciales con la derecha alternativa”.

“El hecho es que los llamados que hizo durante la campaña fueron contestados en Charlottesville, y alguien perdió la vida”, concluyó.

OPINIÓN: ¿Por qué la debilidad de Trump frente al odio?

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