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El mercado bursátil que no es impulsado por el miedo y la codicia

La Social Stock Exchange es una bolsa de valores opera acciones de empresas que solucionan problemas sociales o ambientales.
mié 29 noviembre 2017 06:04 AM
Acciones para el mundo
Acciones para el mundo Las empresas que cotizan en este mercado debe solucionar problemas sociales o medioambientales. (Foto: iStock/traffic_analyzer)

Los mercados bursátiles a menudo son impulsados por el miedo y la codicia. Este no.

Sin duda, la Social Stock Exchange (SSE) en Londres está tratando de recaudar fondos para las empresas y hacer dinero para los inversores. Pero sus empresas también deben solucionar problemas sociales o mejorar el medio ambiente.

“Las organizaciones que aprueban nuestro proceso de investigación y cumplen con [nuestros] requisitos de colocación son libres de operar”, indica la Social Stock Exchange.

La SSE ha experimentado un rápido crecimiento desde su lanzamiento con solo 12 compañías en 2013. Hoy cuenta con casi 50, incluida MagneGas, una empresa de tecnología limpia con sede en Florida, que se unió al índice a principios de este mes.

Gracias a su asociación con NEX, una bolsa regulada de Reino Unido que se enfoca en el comercio electrónico, la SSE opera como un mercado bursátil tradicional, lo que permite a los inversores comprar y vender acciones.

“Desde la inversión semilla hasta la oferta pública inicial y la colocación en mercados secundarios, la Social Stock Exchange puede satisfacer todas las necesidades de recaudación de fondos y visibilidad de aquellas empresas que se ajustan a sus criterios de admisión”, dice la SSE.

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El mercado londinense afirma ser el único mercado regulado de Europa que ofrece a los inversores la posibilidad de negociar acciones en empresas comprometidas con un mundo mejor.

La SSE dice que la capacidad de comprar y vender acciones es clave para alentar a más personas a invertir dinero en empresas sociales y en una inversión que tenga impacto.

Otras plataformas, como Social Venture Connexion (SVX) de Canadá, están adoptando un enfoque más prudente.

“La pregunta para el futuro es cómo SVX puede gestionar ese mercado secundario, los cambios en el valor de las acciones y más”, dijo Adam Spence, director de SVX. “Necesitamos analizar las implicaciones tecnológicas, regulatorias e incluso morales de un mercado secundario en inversiones de impacto. Eso tomará algunos años”.

SVX lanzó su plataforma en línea en 2013, conectando a los inversionistas con empresas sociales calificadas que no cotizan en una bolsa de valores, pero que desean recaudar dinero a través de colocaciones de acciones privadas o crowdfunding.

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Spence dice que la idea echó raíces luego de la crisis financiera mundial.

“Eran los primeros días de la recesión y vimos una gran necesidad de capital para resolver problemas como la desigualdad, el cambio climático y más. Así que comenzamos a buscar formas de movilizar capital”, explicó.

Antes de que las empresas puedan recaudar capital en SVX, se evalúa el impacto de sus productos o servicios. Uno de sus miembros, Komodo OpenLab, recaudó recientemente 500,000 dólares canadienses (390,000 dólares estadounidenses) para financiar un dispositivo que ayuda a las personas con problemas de movilidad.

La inversión de impacto también está creciendo en Asia. La emprendedora social nacida en Bangladesh, Durreen Shahnaz, ha establecido una bolsa de valores pública —Impact Investment Exchange, con sede en Singapur— e Impact Partners, una plataforma para colocaciones privadas y crowdfunding para ayudar a empresas sociales a recaudar capital.

La exejecutiva de banca y medios de comunicación dice que está construyendo una “cartera de empresas de alto impacto” que espera que eventualmente sea incluida en el mercado bursátil.

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