México tiene la deuda pública más alta en su historia
La deuda pública mexicana reportó un saldo neto de 10.88 billones de pesos (bdp) al cierre de 2017, el monto más alto del que tiene registro la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y que data de 1991.
La deuda neta del sector público federal al cierre de 2017 incrementó 4.1% frente al cierre de 2016, cuando se reportaron 9.6 bdp, este concepto contempla los compromisos financieros del gobierno federal, de las empresas productivas del Estado (Pemex y CFE) y de la banca de desarrollo (Banobras, Bansefi, Bancomext, entre otros).
El crecimiento acumulado en los primeros cinco años de esta administración es de 41%.
“Se observan incrementos en la deuda de los últimos cinco años. Este comportamiento no es por sí mismo malo, siempre y cuando lo hagas para destinarlo a gasto de capital para generar bienes productivos, incentivar el crecimiento económico, y así recuperar el gasto por deuda en el futuro”, explicó Alejandro González, director de Gestión Social (Gesoc).
La Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, establece que los recursos provenientes por financiamiento deben enfocarse en gasto de capital, el cual se traduce en el desarrollo de infraestructura (carreteras, puentes, escuelas, hospitales o deportivos) o compra de activos para mejorar los servicios públicos.
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No obstante, al cierre de 2017 el gasto de capital registró una caída de 36.7%, una baja también histórica, refieren datos de la SHCP.
El crecimiento de esta deuda incide en el cálculo para el pago de servicio por esta deuda (intereses) que se hace cada año. En 2017, este gasto fue de 533,351 mdp, el monto más alto registrado en los últimos diez años.
El gasto por el servicio de la deuda forma parte del presupuesto anual del sector público y ejerce presiones para su manejo, porque es obligatorio y se suma a otros gastos de esa índole, como el de pensiones y las participaciones a los estados.
Adicionalmente el costo de la deuda se ha incrementado por al alza de la tasa de referencia del Banco de México y del tipo de cambio.
“Por este tipo de presiones, la administración pública ha tenido que reducir el gasto de capital, en vez de recortar gasto corriente el cual se usa para el pago de nóminas, o en lugar de eliminar programas públicos duplicados”, dijo González.
El director de Gesoc consideró que frente a estas presiones y una reducción de los ingresos públicos en 2017, quien quede a cargo de la nueva administración federal tendrá que implementar una reforma fiscal, además de una reestructuración al gasto público, para hacer frente a la disminución de ingresos, pues se prevé que no repuntarán en 2018.