Cinco puntos clave para el presupuesto de la Unión Europea después del 'brexit'
Los dirigentes de los países de la Unión Europea (UE), reunidos este viernes en Bruselas sin el Reino Unido, encaran por primera vez la cuestión crucial del presupuesto después del Brexit, a la espera de las propuestas oficiales de la Comisión.
La pérdida de la contribución británica, sumada a las necesidades financieras vinculadas con los nuevos desafíos que enfrenta el bloque, hace que en los próximos meses los países miembros enfrenten decisiones importantes y a veces problemáticas.
Estos son los cinco puntos clave:
1. Una jerarquía de las prioridades
¿Hay que recortar o preservar las partidas de la política de cohesión y la política agrícola común (PAC), que han mostrado su utilidad pero que acaparan un 70% del presupuesto?
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¿Es mejor privilegiar las nuevas prioridades como la defensa, la seguridad y la protección de las fronteras o la migración?
La Comisión Europea, que a principios de mayo debe presentar su propuesta de Marco Financiero Plurianaul (MFP), quiere concentrarse en las políticas que tengan un verdadero "valor añadido europeo".
También quiere reforzar los programas en la investigación y en la innovación, el programa Erasmus+ para la movilidad de los estudiantes o en los planes para la lucha contra el desempleo entre los jóvenes.
2. El total del presupuesto
Ante la emergencia de prioridades adicionales surge la duda de si hay que tener un presupuesto adicional o si, por el contrario, con un bloque reducido a 27 hay que recortar las partidas.
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¿Hay que llenar todo o una parte del agujero que deja la salida del Reino Unido? Teniendo en cuenta que la comisión estima que éste asciende a entre 12,000 y 15,000 millones de euros por año.
El actual presupuesto plurianual (2014-2020) suma más de 1 billón de euros para los 7 años, que son financiados en más de un 80% por las contribuciones nacionales.
Pero el presupuesto europeo sigue siendo limitado a cerca de un 1% del PIB de los países miembros, destacó la Comisión, que pidió a los Estados que elevaran sus contribuciones para alcanzar un nivel de entre 1.1% y 1.2%.
Pero los 27 no pretenden entrar en estos debates de números este viernes. Los líderes se conformarán con establecer sus prioridades, a la espera de las proposiciones del ejecutivo europeo.
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La salida del Reino Unido, que había reclamado y obtenido su famoso "descuento", debería frenar todas las rebajas acordadas a otros Estados miembro, como Holanda, Suecia y Alemania.
3. El calendario
El actual MFP necesitó 29 meses de negociaciones en la UE pero lo que para que el nuevo marco esté listo antes de enero de 2021, la Comisión presiona a los Estados miembro para acelerar el ritmo de los debates para sellar un acuerdo antes de las elecciones europeas de mayo de 2019.
Pero para esto va a ser necesario limitar a un periodo de siete meses las discusiones entre Estados miembro para dejar un plazo de tres meses al Parlamento Europeo para que éste dé su visto bueno.
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"Las consultas realizadas mostraron que muchos jefes de Estado y de gobierno, aunque están listos para trabajar con rapidez, consideran este calendario como poco realista", reconoció Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo.
4. Condicionalidad
La UE se interroga sobre la pertinencia de condicionar la atribución de fondos europeos al respeto de algunas reglas del bloque.
Esta "condicionalidad" ya existe en materia económica y de estabilidad presupuestaria, pero algunos países como Francia y Alemania piden también que se pueda aplicar a temas como la acogida de refugiados o el respeto del Estado de derecho.
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Las reformas controvertidas del sistema judicial polaco o el rechazo categórico en algunos países de Europa central y oriental (República Checa, Polonia y Hungría) de participar en la solidaridad europea frente a la crisis migratoria, también están sobre la mesa.
Pero parece incierta la idea de poder dar una base jurídica a estas nuevas "condicionalidades".
5. Encontrar un acuerdo entre los Estados
Una mayoría de los Estados miembro apoya la idea de un presupuesto más copioso, pero "los que son escépticos o contrarios están muy determinados", dijo un importante responsable europeo.
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Holanda, Suecia y Austria, países que son contribuyentes "netos", es decir que dan más de lo que reciben, son contrarios a un alza de los aportes, en oposición a la postura de países como Alemania, cuya canciller Angela Merkel está dispuesta a aumentar la cotización.
Los países del Este y los Bálticos, en cambio, son proclives a aumentar el límite de los gastos.
Los cuatro países del grupo de Visegrado (Eslovaquia, Hungría, Polonia y República Checa) son partidarios de preservar los fondos de cohesión, de los cuales se benefician.