May pide flexibilidad a la UE para que acepte su plan sobre el ‘Brexit’
La primera ministra británica, Theresa May, pidió este viernes a Bruselas flexibilidad para que acepte su nuevo plan de salida de la Unión Europea (UE), al tiempo que atacó a sus críticos en el Partido Conservador, cuya presión ha debilitado su posición negociadora ante el Brexit.
Esos fueron los principales mensajes que dejó la ministra May tras una visita de dos días a Irlanda del Norte, donde reiteró su compromiso para mantener abierta la frontera con la República de Irlanda después de este divorcio, clave para sus economías y el proceso de paz.
Para resolver la cuestión fronteriza, uno de los mayores escollos en las conversaciones, la UE debe "evolucionar", pues su posición actual es "impracticable", subrayó May durante un discurso pronunciado en Belfast, ante representantes empresariales y políticos de la provincia británica.
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Con esas palabras volvió a rechazar el contenido del acuerdo alcanzado en Bruselas el pasado diciembre, cuando la Unión Europea propuso mantener a Irlanda del Norte alineada con algunas normas de la unión aduanera y el mercado único para evitar el restablecimiento de una barrera estricta tras el Brexit.
Esa salvaguarda, recordó, situaría la futura frontera en el Mar de Irlanda y dejaría a la región fuera del mercado interno británico, al tiempo que pondría en peligro la integridad territorial de todo el Reino Unido al crear una línea divisoria interior.
May remitió a la UE al llamado Libro Blanco, que, en su opinión, representa "un cambio significativo en nuestra posición" y es un "conjunto de medidas coherente" para lograr un acuerdo de salida satisfactorio para todas las partes.
La dirigente conservadora consensuó ese texto el pasado 6 de julio, pero provocó la dimisión de dos ministros y otros cargos de menor rango al proponer la creación un mercado común de bienes británico-comunitario con cierta armonización reguladora, algo inaceptable para los partidarios de un Brexit duro o la ruptura total con la UE.
En este grupo se incluye también el probritánico Partido Democrático Unionista (DUP), mayoritario entre los protestantes norirlandeses, cuyos diez diputados en Westminster permiten a May gobernar en minoría.
En este sentido, la líder del DUP, Arlene Foster, agradeció hoy la claridad aportada por la primer ministra sobre el futuro de la frontera y sus garantías para que Irlanda del Norte no tenga "un estatus especial" por el Brexit, diferente al del resto del Reino Unido.
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En el lado opuesto, el partido Sinn Féin, principal entre los nacionalistas católicos de la región, consideró este viernes, después de mantener un "encuentro difícil" con May, que Londres no está aportando claridad sobre la cuestión fronteriza y que el regreso de los puestos de control sería "catastrófico".
La presidenta del Sinn Féin, Mary Lou McDonald, aseguró que la primera ministra solo ha viajado a la provincia para "buscar una pelea con Irlanda y con la Unión Europea".
Asimismo, el Sinn Féin sostiene que Theresa May tiene un margen de maniobra muy limitado porque depende del apoyo del DUP, con el que mantiene una tensa relación desde la suspensión del Ejecutivo de Belfast, de poder compartido entre protestantes y católicos, hace ya más de 18 meses.
May, no obstante, quiso dar este viernes una imagen de fortaleza y atacó a sus críticos internos por su oposición al Libro Blanco, a los que acusó de "estar listos para traicionar" a la ciudadanía de Irlanda del Norte, cuya mayoría, no obstante, rechazó este divorcio en el referéndum de 2016.
En este contexto de parálisis, los 27 países miembros que permanecerán en el bloque tras el Brexit se preparan para la posibilidad de que no logren un acuerdo con Londres para su retirada y advierten de que el tiempo apremia para sellar un pacto.
El guante lanzado por May en Belfast lo recogió el negociador jefe de la UE para el Brexit, Michel Barnier, quien opinó que el Libro Blanco del Reino Unido contiene "varios elementos que abren la puerta a una discusión constructiva".
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Sin embargo, dijo que el tiempo se agota y que el texto de una "declaración política" relativa a la asociación entre Bruselas y Londres tras su divorcio deberá estar listo para antes de octubre, cuando Bruselas pretende finalizar la negociación sobre el acuerdo de salida.
En el caso de la frontera norirlandesa, insistió en que Londres debe plantear una solución "legalmente operativa" para proteger a la isla de las consecuencias del Brexit y preservar el proceso de paz.