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¿En verdad Trump dio marcha atrás a la guerra comercial con la UE?

Tras semanas de hostilidades comerciales, el presidente estadounidense declaró una nueva fase de negociación con la Unión Europea: ¿a qué se debe?
vie 27 julio 2018 05:54 AM

CNNMoney - El presidente estadounidense, Donald Trump, pasó semanas trazando las líneas de batalla para una guerra comercial con Europa y cortejando a Vladimir Putin, provocando una angustia casi universal en Washington. El miércoles, retrocedió en ambos frentes.

Las decisiones de Trump de suspender las hostilidades comerciales con la Unión Europea y de retrasar la visita del presidente ruso que había planeado para otoño serán bienvenidas ampliamente entre los republicanos y entre los aliados de Estados Unidos, que han estado preocupados por su tendencia a agrandar a los enemigos estadounidenses mientras critica a sus aliados.

En la Casa Blanca, Trump declaró lo que al principio pareció ser un gran avance en el comercio transatlántico, en medio de temores de una guerra comercial total.

“Tuvimos un gran día. Muy grande”, dijo Trump, al prometer una “nueva fase” en la relación, en la que ambas partes salen ganando, después de reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Sellaron la reunión cuando Juncker besó a Trump, lo cual quedó retratado en un tuit publicado por Trump el miércoles por la noche.

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Todo esto estuvo muy alejado de la furia ardiente contra Europa que el presidente manifestó durante su viaje al otro lado del Atlántico a principios de este mes.

“Este fue un día muy importante para el comercio libre y justo. Un día realmente grande”, dijo Trump.

¿Victoria o retroceso?

El presidente necesitaba un gran día. Su Casa Blanca se tambaleó el miércoles por una cinta realizada por su exabogado Michael Cohen que mostró que él sabía sobre un esfuerzo para pagar (y así silenciar) a una modelo de Playboy que decía haber tenido una aventura con él, lo cual contradecía sus negativas anteriores.

Trump se negó a responder preguntas sobre la cinta durante una sesión fotográfica con Juncker, y la Casa Blanca luego prohibió a la corresponsal de la Casa Blanca de CNN, Kaitlan Collins, asistir al anuncio comercial por haber preguntado.

El anuncio sobre el comercio fue disfrazado como una gran victoria, celebrada en el Rose Garden, el lugar tradicional para grandes anuncios estatales, y frente a un grupo de legisladores republicanos aparentemente llamados desde Capitol Hill para servir de telón de fondo.

Sin embargo, en esencia, su efecto real fue disfrazar un paso hacia atrás dado por el mismo presidente que impuso aranceles al acero y aluminio de los aliados de EU en Europa, que amenazó en repetidas ocasiones con aplicar un arancel del 25% sobre las importaciones de automóviles europeos y que criticó a la Unión Europea en público.

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Las dos partes dijeron que habían acordado discutir la eliminación de todos los aranceles, las barreras comerciales y los subsidios a los bienes industriales no automotrices. Trump dijo que también acordaron trabajar juntos para resolver el problema de los “aranceles de represalia” impuestos en los últimos meses.

El anuncio de Trump de que Europa comprará más soya y gas líquido nacional podría ser una buena noticia para la agricultura y la industria de EU.

Y Juncker, aparentemente dispuesto a halagar a Trump, estaba deseoso de seguirle el juego en un lenguaje que el presidente aprecia.

“Cuando el presidente me invitó a la Casa Blanca, tenía una intención: tenía la intención de llegar a un acuerdo hoy. Y hoy logramos un acuerdo”, dijo. Sería una gran noticia si EU y Europa alguna vez acuerdan llegar a los cero aranceles, cero subsidios y cero barreras estándar que ambos líderes propusieron el miércoles.

Pero también estaba claro que el acuerdo revelado el miércoles era una tregua, en vez de un tratado de paz. Evitó la guerra comercial que Trump había prácticamente iniciado, e incluyó un vago compromiso de conversaciones hacia un objetivo real pero distante. Sin embargo, Juncker dijo que ambas partes acordaron postergar aranceles futuros mientras se llevan a cabo las conversaciones, en una aparente victoria para Europa.

En ese sentido, el acuerdo parece más una solución para un problema que Trump había creado, en lugar de un avance genuino en las espinosas cuestiones subyacentes. Dada la naturaleza impredecible de la diplomacia del presidente, no se sabe cuánto durará la amnistía comercial, una vez que el guion ya no esté frente a él.

Después de todo, en varias ocasiones el gobierno pareció llegar a un acuerdo con China para evitar la guerra comercial de Trump, pero, cada vez, el presidente redoblaba su intención inicial.

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El aparente retroceso del presidente sobre comercio se produjo un día después de que el gobierno revelara un paquete de ayuda de 12,000 millones de dólares (mdd) para los agricultores que sufren los aranceles de represalia, especialmente impuestos por China, sobre los productos estadounidenses.

Dadas las vehementes quejas de los republicanos en Washington sobre la guerra arancelaria, así como los gritos de ayuda de los candidatos republicanos y funcionarios públicos en el Medio Oeste previos a las elecciones intermedias, ahora surge la duda de si el gobierno se dio cuenta repentinamente del impacto político del enfoque populista hacia el comercio de Trump y está tomando medidas para mitigarlo.

El asunto del acuerdo comercial no fue el único paso hacia atrás del miércoles.

Reunión Trump-Putin II, pospuesta

El asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, anunció que el presidente ruso no visitaría Washington en el otoño, luego de una invitación emitida repentinamente por la Casa Blanca en Twitter la semana pasada.

Bolton culpó a la “cacería de brujas” —la terminología usada por la Casa Blanca para referirse a la investigación de la fiscalía especial sobre Rusia— por la demora y dijo que la visita ahora tendría lugar después del “primero del año” cuando termine la investigación.

La Casa Blanca no tiene control sobre la duración de la investigación de Robert Mueller, por lo que su línea de tiempo podría ser demasiado optimista.

Y el cambio de dirección de Trump nuevamente se produjo en medio de la feroz oposición de los republicanos en el Capitolio por la invitación que siguió a su comportamiento deferente cuando se reunió con Putin en Helsinki la semana pasada, y a advertencias de las agencias de inteligencia estadounidenses de que Rusia ya está atacando las elecciones de mitad de periodo.

Como el presidente también se negó a responder preguntas sobre la invitación a Putin, no se podía descartar la perspectiva de que el líder ruso lo haya desairado, aunque el Kremlin dijo el miércoles que no había comenzado a planificar la cumbre.

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Dado que el líder ruso superó con creces a Trump en Helsinki, Putin podría tener poca inclinación a ofrecerle al presidente de EU una segunda oportunidad en un escenario de tan alto perfil.

Los dos hombres aún podrían reunirse en otro lugar este año. Se espera que ambos estén en la cumbre de Cooperación Asia-Pacífico en Papúa Nueva Guinea, en noviembre, por ejemplo, o en la cumbre del G20 en Buenos Aires más adelante este año.

Dada la naturaleza a veces errática de la impulsiva política exterior de Trump, en las conversaciones con los reporteros o en Twitter, nadie puede dar por sentado que las decisiones de Trump sobre Europa y sobre Putin terminarán siendo su posición definitiva.

En una polémica audiencia el miércoles, los senadores cuestionaron reiteradamente al secretario de Estado, Mike Pompeo, sobre el asunto de si la política exterior de Estados Unidos estaba representada por las declaraciones formales del Departamento de Estado, el Pentágono y la burocracia de política exterior de la Casa Blanca o por los comentarios a menudo contradictorios de Trump.

Pompeo se quejó de que los senadores “de alguna manera desconectan las actividades del gobierno de las acciones del presidente. Son una en lo mismo”.

Pero hasta qué punto eso demuestre ser cierto para los eventos del miércoles sobre Rusia y el comercio con la UE podría ser mejor descrito por otra de las frases favoritas del presidente: “Ya veremos”.

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