El político británico que tiene en la mira al ‘brexit’ de Theresa May
BIRMINGHAM (CNN)- No hay nada que demuestre mejor la parálisis del brexit que está afectando a la política británica que la seriedad de los primeros dos días de la conferencia anual del Partido Conservador.
Quizás se pueda perdonar a los medios de comunicación por eludir los discursos de miembros menos conocidos del gobierno de Theresa May. Pero ni siquiera los fieles al partido, reunidos en Birmingham, logran despertar mucho entusiasmo. El domingo dejaron a su presidente, Brandon Lewis, hablando virtualmente consigo mismo en una sala casi vacía.
Por el contrario, muchos de los eventos extraoficiales —que tienen lugar fuera de la sala de conferencias principal en lugares ciertamente más pequeños— han estado repletos, a pesar de que estas reuniones son en su mayoría solo talleres aburridos de conversaciones que presentan a legisladores poco conocidos.
Líneas de delegados serpentean alrededor del centro de conferencias para asegurarse un asiento en eventos con figuras alborotadoras y a favor del brexit como Jacob Rees-Mogg.
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Aparte del discurso de clausura de la primera ministra Theresa May, es difícil imaginar que gran parte de la agenda principal de la conferencia atraiga algo similar a este entusiasmo. Hasta que llega Boris Johnson.
El exsecretario de Relaciones Exteriores, conocido universalmente por su primer nombre, es probablemente el político más reconocible de Gran Bretaña. Triunfó como líder de la campaña oficial para que Gran Bretaña abandonara la Unión Europea, pero abandonó la carrera por Downing Street cuando David Cameron renunció como primera ministra y prefirió dejar el trabajo sucio del brexit a otros.
Desde que renunció al gabinete de May debido a su estrategia en el brexit, se ha ocupado de hacerle la vida más difícil con las críticas habituales en su columna en el periódico Daily Telegraph.
En tal molestia se había convertido que los ministros principales del gabinete especialmente el canciller del tesoro Phillip Hammond— atacaron públicamente esta semana a Johnson, burlándose de él en una entrevista en un periódico y diciendo que era incapaz de hacer política de “adultos”.
No fue una gran sorpresa que usara su primer gran discurso desde que renunció al gobierno de May para pedirle a la primera ministra que desechara su plan de brexit, o, en la lengua vernácula de Johnson: que “botara Chequers”, refiriéndose al plan acordado en este lugar por May y su gabinete.
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Antes de su discurso —necesariamente un evento extraoficial debido a que Johnson ya no es un ministro del gobierno—, abundaba la especulación de que sería una propuesta de liderazgo que ofrecería un programa alternativo para Gran Bretaña.
No fue eso. Bueno, no del todo.
El plan de Chequers sería “engañar al electorado”
Como de costumbre, Johnson no pudo resistirse a ofrecer un atisbo de esperanza a los miembros del partido a los que les gustaría verlo tomar el puesto de May.
Él impulsó a los activistas del partido a respaldar a May. Pidió a la primera ministra que realizara el tipo correcto de brexit, en lugar de “engañar al electorado”.
Dijo que a aquellos que afirman que no hay alternativa al plan de Chequers —como May— no se les debe de creer, y agregó maliciosamente que los acuerdos comerciales más flexibles que él y otros partidarios del brexit favorecen por sobre el plan de May “se derivan de la propia visión de la primera ministra en la Lancaster House”.
Pero el discurso tampoco fue una expresión de apoyo para la primera ministra.
De hecho, mucho en el discurso habría preocupado a Downing Street. Presentó a Chequers como un plan que “proporciona la lógica y el argumento perfectos para aquellos que quieren que Gran Bretaña regrese a la Unión Europea”, y agregó que solo “envalentonaría a los que ahora piden un segundo referéndum”.
“Una humillación política”
A los ojos de Johnson, el plan Chequers dejaría a las empresas y a la industria británicas “perpetuamente a merced de regulaciones que podrían haber sido expresamente diseñadas, a instancias de competidores extranjeros, para hacerlas caer”.
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Dijo que aceptar las regulaciones de la Unión Europea sobre alimentos y productos agrícolas, como se describe en el acuerdo de Chequers, sería una “humillación política para una economía de 2 billones de libras”.
Bromeó acerca de que el plan Chequers podría ser perseguido legalmente “bajo el Estatuto de Praemunire del siglo 14, que dice que ningún tribunal o gobierno extranjero tendrá jurisdicción en este país”.
Así que, si bien el plan de Johnson encantará a muchos de los que están desesperados en el partido por que May abandone su plan de brexit y avance hacia un acuerdo de libre comercio con la UE, Johnson llama a su propia versión de esto “Super Canadá”. ¿Aquellos dispuestos a que Johnson lidere el partido se decepcionarán?
Como siempre con Johnson, hubo un guiño hacia el futuro y un atisbo de su posible ambición.
También hubo mucha carne para su audiencia conservadora: recortes de impuestos, política de vivienda, defensa del capitalismo y devolución del poder a las regiones.
Pero a pesar de la especulación de los medios antes del discurso, muy pocos dentro del partido creían que Johnson usaría esta plataforma para lanzar una oferta de liderazgo.
No hay un concurso de liderazgo todavía
“Siempre iba a girar en torno a Chequers", explicó a CNN Iain Duncan Smith, un exlíder del partido. “Siempre habrá conversaciones sobre liderazgo, pero eso es inevitable. Él (Johnson) está muy concentrado en terminar Chequers y en lograr un acuerdo de libre comercio.
Theresa May debe aceptar que un acuerdo de libre comercio es el único resultado viable”.
John Redwood, un miembro veterano del Parlamento que está a favor del brexit. Agregó que el partido “odia el Chequers” y “ella tiene que abandonarlo”.
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“Estamos felices de que ella sea primera ministra, pero tiene que entender que esto es un gran problema y, fundamentalmente, estamos en desacuerdo con ella”, dijo.
En cualquier caso, no está claro que Johnson cuente con el apoyo suficiente de otros parlamentarios para lanzar un exitoso desafío a su liderazgo. Como un destacado miembro conservador del Parlamento dijo a CNN, “las cifras de Johnson son de un solo dígito”.
“Ni siquiera está ni remotamente cerca. Son Nadine Dorries y Andrew Bridgen, y eso es todo”, dijo el diputado, refiriéndose a dos legisladores cuyos nombres no son ampliamente conocidos fuera de sus propios electores.
El impacto que tendrá el discurso de Boris sobre la próxima narrativa sobre el brexit y el gobierno de May aún está por verse.
Si May recibe una ovación de pie en la sala de conferencias, puede calificar esta semana como un éxito: sin peleas públicas, sin nadie que pida su renuncia y sin ataques de tos mientras pronuncia su discurso.
Sin embargo, a pesar de que Johnson no lanzó oficialmente una propuesta de liderazgo en Birmingham, criticar duramente el plan de Chequers de May —ahora casi sinónimo de la primera ministra— es como realizar un vudú político: y lo que le duele a Chequers le duele a ella.
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Bianca Nobilo de CNN contribuyó a este reporte.