“Los minoristas de tiendas físicas ya están en recesión”, dijo Mark Zandi, economista en jefe de Moody's Analytics. “Han estado haciendo recortes de trabajadores para hasta los próximos tres años. Y este es un momento en que los consumidores están gastando agresivamente. Si la economía en general está en recesión, habrá sangre en las calles”.
El domingo, Forever 21 fue el más reciente gran minorista en declararse en bancarrota. Anunció planes para cerrar hasta 178 tiendas en Estados Unidos, aproximadamente un tercio de aquellas que opera. A principios de este mes, Fred's, una cadena de descuento de 72 años de antigüedad, dijo que cerraría sus 300 tiendas restantes.
Este año, los minoristas estadounidenses ya han anunciado más de 8,200 cierres de tiendas, muy por encima del récord anterior de 6,700 en 2017, de acuerdo con Coresights Research. Para fin de año, el recuento anual podría llegar a 12,000, estima Coresights. Payless y Gymboree se declararon en bancarrota por segunda vez este año, cerrando casi 3,000 tiendas en conjunto.
Los consumidores que están cambiando de hacer sus compras en tiendas tradicionales a hacerlas en línea son una gran parte del problema. De hecho, el gasto del consumidor sigue siendo fuerte y el desempleo está en un mínimo de medio siglo, por debajo del 4%.
Pero se ciernen los temores de una recesión. Otras economías importantes ya están en recesión o acercándose a una. Una guerra comercial entre Estados Unidos y China podría provocar que aumente el precio de los bienes de consumo. Una encuesta realizada por la Universidad de Duke halló que dos tercios de los directores financieros esperan una recesión para fines de 2020.
Mientras tanto, muchos minoristas se han endeudado fuertemente.
“Si la economía tuviera dificultades, aceleraría el colapso de muchos más minoristas financiados con deuda. Y veríamos una aceleración en el cierre de tiendas”, dijo Greg Portell, socio principal de la práctica de consumo y sector minorista global de la consultora AT Kearney.
Hasta ahora, muchos de los minoristas que han quebrado han fallado en satisfacer las necesidades de los consumidores, dijo Portell. Una recesión pondría mayor presión sobre minoristas emergentes aún mejor administrados. “Su futuro depende de que puedan encontrar financiamiento”, dijo.