Los soberanos de mercados fronterizos de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), América Latina y el Caribe son los más vulnerables.
Las remesas globales alcanzaron un máximo histórico de 554,000 millones de dólares (mdd) en 2019, pero se espera una disminución de 110,000 mdd este año, superando ampliamente la caída de 16,200 mdd registrada en 2009 tras la crisis financiera global.
"Los países que más dependen de las remesas son mayormente economías de ingresos bajos y medios, y esperamos que la disminución de las remesas exacerbe la desaceleración del crecimiento en estos países", afirmó en el reporte Christian de Guzman, Senior Vice President de Moody's.
"Al afectar los ingresos y el consumo de los hogares, además de los ingresos en cuenta corriente, una fuerte caída de las remesas debilita los perfiles crediticios a través de su impacto en la fortaleza económica y la vulnerabilidad externa. Si bien es probable que el impacto en los ingresos y la fortaleza económica sea más gradual, la caída de los ingresos en cuenta corriente y el debilitamiento de las cuentas externas pueden ser abruptos", añadió el especialista.
Entre los países más vulnerables se encuentran Kirguistán (B2 estable), Tayikistán (B3 negativa), las Bermudas (A2 estable) y El Salvador (B3 positiva).
El origen de las remesas globales está altamente concentrado: 25 países aportan casi el 85% de las remesas de migrantes en todo el mundo, y los 10 países más importantes incluyen muchas de las principales economías del G-20. Los daños provocados en el mercado laboral de estos países de origen, los subsidios salariales que favorecen el empleo de residentes y las restricciones a los viajes podrían seguir afectando a los trabajadores migrantes durante algún tiempo.
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Los países que reciben las remesas son mayormente importadores netos de petróleo y se verán favorecidos por la gran caída de los precios del petróleo desde principios de 2020. Sin embargo, el impacto negativo en cuenta corriente provocado por la disminución del 20% de las remesas es predominante y significativo en el caso de Kirguistán, Tayikistán y El Salvador. Para estos países, la disminución en la balanza de la cuenta corriente será el principal canal de impacto crediticio por la caída en los flujos de remesas.