El TPP-11 fue firmado por 11 países, entre ellos Australia, Canadá, Chile, Japón y Nueva Zelanda, en 2018. Antes de eso, se conocía como Asociación Transpacífica (TPP) y se consideraba un importante contrapeso económico a la influencia regional de China.
Japón, que preside el TPP-11 este año, dijo que consultaría con los países miembros para responder a la petición de China, pero no señaló un plazo para hacerlo.
"Japón cree que es necesario determinar si China, que ha presentado una solicitud para unirse al TPP-11, está preparada para cumplir sus altísimos estándares", dijo este viernes a los periodistas el ministro de Economía japonés, Yasutoshi Nishimura.
El TPP-11 fue fundamental para el pivote estratégico hacia Asia del expresidente estadounidense Barack Obama, pero su sucesor, Donald Trump, retiró a Estados Unidos del pacto en 2017.
La adhesión al TPP-11 supondría un gran impulso para China tras la firma el año pasado del acuerdo de libre comercio de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP) de 15 países.
Beijing ha presionado para que se le incluya en el pacto, incluso destacando que las economías china y australiana tienen un enorme potencial de cooperación. Sin embargo, las relaciones entre ambos países se han deteriorado.
En una nueva alianza bautizada como AUKUS, anunciada esta semana, Estados Unidos y Gran Bretaña dijeron que proporcionarían a Australia la tecnología necesaria para desplegar submarinos de propulsión nuclear, en una medida que se considera destinada a contrarrestar la influencia de China en el Pacífico.
Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, dijo el viernes que la solicitud de adhesión al TPP-11 no tenía "ninguna relación" con AUKUS.
China estaba impulsando la integración regional mientras que los países de AUKUS estaban "promoviendo la guerra y la destrucción", añadió en una reunión informativa en Beijing.