Lo anterior se relaciona con distintas fortalezas como una deuda moderada del gobierno -excluyendo los financiamientos de Pemex y CFE-, déficits fiscales comparativamente bajos, y políticas para mejorar la gestión de la deuda con el objetivo de mejorar el perfil crediticio. Por igual la diversificación en sus actividades económicas como la exportación y manufactura, explicó la analista en el webinar Actualización de los soberanos de América Latina: México y Centroamérica.
De acuerdo con la exposición de Schineller, la calificadora espera una política macroeconómica cautelosa, una gestión monetaria y cambiaria creíble por parte de la administración mexicana a pesar del riesgo de una recesión en Estados Unidos, una mayor inflación y la volatilidad del mercado mundial.
“Una recesión en EU, no va a cambiar nuestra opinión, una recesión per se no tiene que tener un impacto en la calificación porque también asumimos medidas previas”, dijo la especialista.
Beneficios para la inversión
Destacó que la recomposición en el Congreso, ya no permitirá que se echan a andar grandes reformas constitucionales, lo que representa un panorama favorable para la inversión de las empresas.
La especialista explicó que pese a que México ha implementado medidas para incrementar la recaudación de impuestos, aún hay un gran espacio para hacer crecer la fuente de ingresos públicos por el pago de impuestos, la cual aún es muy baja.
“No esperamos que, en términos de cambio, cierre significativamente las lagunas o el impuesto a los gobiernos locales, pero hay un esfuerzo importante para reducir la evasión, aquí hay espacio para crecer, la base de ingresos en el futuro es una base de ingresos baja y está limitada por los amortiguadores (fondos)”, comentó Schineller.
Entre los factores que pueden afectar la calificación destacó los contratiempos inesperados en la gestión macroeconómica de las discusiones con los socios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canada (TMEC) sobre la resiliencia de la cadena de suministro o los vínculos comerciales.
Además de una trayectoria fiscal más débil que aumenta los riesgos asociados con el apoyo a Pemex y CFE.
En julio pasado, la calificadora elevó la perspectiva crediticia de México de negativa a estable, al reconocer la aplicación de políticas fiscales y monetarias más cautelosas.