En 2023, de cada 100 pesos que el gobierno asignará en inversión física 44 se destinarán a combustibles y energía; tres pesos para salud; dos para educación, y uno para protección ambiental, refiere México Evalúa.
El gasto en infraestructura pública es de suma importancia porque influye en el desarrollo económico y humano de los habitantes de una región o un país. De acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), la infraestructura puede ser económica, como el desarrollo de redes eléctricas, autopistas y puentes, y también puede ser de tipo social, con el desarrollo de viviendas, hospitales, escuelas, centros deportivos y para el cuidado de la salud.
Existe la inversión pública y privada, la primera es la base e incentiva la inversión de las empresas. El ideal, para impulsar y diversificar la economía, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es que ambos superen 25% del PIB.
“Consideramos que para tener una economía más diversificada es importante que se incremente el monto de la inversión pública y privada para que, como idealmente dicen los economistas, alcance 25% del PIB y, en ese sentido, que continúen políticas públicas estables y predecibles. Esperamos que la inversión pública y privada siga creciendo para que con eso podamos seguir viendo incrementos por encima del promedio del PIB y eso también va a generar un dinamismo de colocaciones, también en la Bolsa Mexicana de Valores”, explicó Emilio Romano, presidente y director de Bank of America Mexico.
Pese a su importancia en México, de 2005 al primer trimestre de 2022, la formación bruta de capital fijo (inversión) como proporción del PIB fue de 20.6 % en promedio. Durante el mismo periodo, la inversión pública promedió 4% del PIB y la privada 16.1%.
La inversión total pasó de 22.8% del PIB en 2008 a 17.3% en 2020, año de la crisis económica y sanitaria generada por la pandemia de covid-19. En tanto que para el primer trimestre de 2022 se ubicó en 18.6% del PIB. En lo que se refiere particularmente a la inversión pública, esta pasó de 6% del PIB en 2009 a 2.5% en 2019; mientras que para 2021 se ubicó en 2.54% del PIB, detalla un análisis del CIEP.
Para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el bajo crecimiento económico de América Latina es producto de las restricciones fiscales que enfrenta para aumentar la inversión pública. Además, señala que en épocas de crisis los gobiernos de la región tienden a recortar la inversión pública y no la compensan cuando se reestablece el crecimiento.