“Los productos denominados en pesos que se venden en dólares se empiezan a encarecer; incluso si los extranjeros compran el mismo número de bienes, se traduce en menos pesos”, explicó Jessica Roldán, economista en jefe de Finamex.
Por otro lado, una moneda fuerte puede ayudar a disminuir las estructuras de costos, lo que puede beneficiar al consumidor mexicano, vía menores precios: “Posiblemente esa es una de las razones por las que vemos que algunos rubros del índice nacional de precios al consumidor (INPC) han tenido un mejor comportamiento”, agregó la especialista.
Las importaciones intermedias no petroleras de México representan más de 70% del total de las compras internacionales. Al sumar las importaciones de capital supera alrededor de 82% de las importaciones totales, dijo por su parte Víctor Ceja, economista en jefe de Valores Mexicanos (Valmex).
Entre enero-mayo de este año, la balanza comercial de México registró un déficit de 6,382 millones de dólares, de acuerdo con cifras del Banco de México (Banxico). Las exportaciones totales sumaron 240,168 millones; los contra: 246,550 millones de importaciones.
La mejor manera para que las ventas al exterior no se vean tan afectadas por el superpeso es con aumentar la productividad: “Es la clave para que los productos mexicanos continúen siendo competitivos a nivel global. Para que eso suceda se requieren de políticas económicas que tardan en surtir efecto”, apuntó Jessica Roldán.
La reconfiguración de las cadenas de suministro y la relocalización que se está dando, de la cual México se ha visto beneficiado, puede ayudar a una mayor productividad, vía mano de obra calificada, agregó.
A una economía como la de México, que importa bienes intermedios (189,003 millones de dólares de enero a mayo) para exportar productos terminados, lo que se tiene que buscar es un déficit relativamente pequeño y que se financie a través de inversión extranjera directa, según los economistas entrevistados.
Cuando se ha registrado un superávit para la economía mexicana ha sido en situaciones malas, debido a la falta de demanda externa de productos mexicanos, recordó Víctor Ceja.
¿Qué sigue para el superpeso?
El horizonte en el corto plazo es que se mantenga en estos niveles frente al dólar; sin embargo, se estima que al cierre de año el tipo de cambio llegue a niveles de los 18 pesos, señalan Roldán y Ceja.
Para el próximo año, “creemos que estos niveles no son sostenibles; niveles más cercanos a 18.50, incluso 19 pesos por dólar, estarían más en línea con las características estructurales de la economía”, dijo la representante de Finamex.
Aunque se espera una recesión poco profunda y de corta duración de Estados Unidos hacia mediados de 2024, hasta entonces habrá demanda de productos mexicanos, particularmente automóviles.
Otros afectados por un peso fuerte son las personas que reciben remesas, a lo que se le suma la pérdida de poder adquisitivo por la inflación, esto provoca que el poder de compra disminuya.