Delegaciones de un centenar de países asisten al encuentro, entre ellos Irán, Catar, Angola, India y Sri Lanka.
El canciller cubano Bruno Rodríguez dijo el miércoles en una conferencia de prensa que el proyecto de declaración de la cumbre es un documento "crítico" que "reclama una reforma profunda de la arquitectura financiera internacional, la eliminación urgente de las medidas coercitivas internacionales, el tratamiento adecuado a la creciente deuda externa a los países en desarrollo".
En julio, el jefe de la ONU, definió al G77 como "la voz del Sur Global" y "el mayor grupo de países de la escena internacional", destacando la "multiplicidad de cumbres" que están ocurriendo en diferentes regiones como un "reflejo de la creciente multipolaridad de nuestro mundo".
Guterres viene de participar en el encuentro de alto nivel de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en agosto en Johannesburgo, y de las principales economías, agrupadas en el G20, la semana pasada en Nueva Delhi.
"Cumbre austera"
Cuba acoge el evento "haciendo un gran esfuerzo en medio de las muy difíciles condiciones en que se encuentra hoy la economía cubana", dijo el canciller del país caribeño, al calificar la reunión como una "cumbre austera".
La isla, que vive su peor crisis en tres décadas, enfrenta una lenta recuperación económica tras la pandemia del coronavirus, el reforzamiento de las sanciones de Washington contra la isla y debilidades estructurales de la economía interna del país.
Desde hace un mes han salido trabajadores a pintar los famosos túneles submarinos que unen municipios de La Habana y restauraron el deteriorado pavimento de las principales avenidas de esta capital.
Lujosos hoteles de La Habana, casi siempre semivacíos por el lento regreso del turismo a la isla después la pandemia, han retomado su brillo con las delegaciones que ocupan estos días sus habitaciones.