Desde su publicación en julio, los bancos han ejercido una fuerte presión contra el plan, consiguiendo aliados en el Congreso y lanzando campañas publicitarias. Según dicen, estas medidas perjudicarán a los prestatarios de hipotecas, a los préstamos para proyectos ecológicos y a la economía en general.
Barr defendió el plan en su discurso, el primero que pronuncia sobre regulación bancaria desde que se presentó la propuesta. Según indicó, la Fed y otros reguladores bancarios acogen con agrado los comentarios del sector para ayudar a perfeccionar el plan, pero insistió en los beneficios de un mayor capital para los prestamistas.
"Los costos privados del capital deben sopesarse frente a los beneficios sociales de un mayor capital en la creación de un sistema financiero más sano y resistente", comentó, según declaraciones preparadas.
Barr también rebatió la afirmación del sector de que el aumento de los costos de capital para los bancos supondrá una reducción de los préstamos y un posible perjuicio económico.
Según indicó, las entidades hicieron advertencias similares cuando los reguladores impusieron normas más estrictas a raíz de la crisis financiera, pero el sistema bancario estadounidense ha seguido siendo vibrante y la economía ha crecido.
Barr sostiene que un capital sólido garantiza que los prestamistas puedan capear las recesiones y cualquier riesgo sorpresivo. Ha citado la quiebra del Silicon Valley Bank y de otros dos prestamistas estadounidenses este año como prueba de que es necesario reforzar el sistema.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, votó a favor de proponer las normas, pero señaló que tenía preguntas y que estaba deseoso de recabar opiniones. Aunque Powell ha dicho que se remitiría a Barr como regulador de Wall Street en la Fed, los ejecutivos de la industria esperan que sus preocupaciones puedan conducir a una propuesta menos estricta.