Los funcionarios del banco central estadounidense consideran que un ritmo del 1.8% es la tasa de crecimiento no inflacionaria.
La economía, que sigue superando a sus homólogas mundiales a pesar de las fuertes subidas de tasas de la Reserva Federal en 2022 y 2023, sigue apoyándose en un mercado laboral resistente, incluso cuando la tasa de desempleo ha subido a un máximo de 2 años y medio del 4.1%.
El índice de precios de los gastos de consumo personal (PCE), que excluye los volátiles componentes de alimentos y energía, aumentó un 2.9% tras haber crecido un 3.7% en el primer trimestre, una buena noticia para los responsables del banco central estadounidense de cara a su reunión de política monetaria de dos días de la semana que viene.
El llamado índice de precios PCE subyacente es una de las medidas de inflación que sigue la Reserva Federal para alcanzar su objetivo del 2%.
La Reserva Federal ha mantenido su tasa de interés de referencia a un día entre el 5.25% y el 5.50% durante el último año. Ha subido su tipo de interés oficial en 525 puntos básicos desde 2022. Los mercados financieros esperan tres recortes de tasas este año, a partir de septiembre.
A pesar del sólido ritmo de crecimiento económico, las perspectivas para la segunda mitad del año son confusas. El mercado laboral se está ralentizando, lo que afectará a los aumentos salariales.
La tasa de ahorro está muy por debajo de su promedio anterior a la pandemia y los economistas estiman que el grueso de las subidas de tasas de la Fed aún no se ha dejado sentir. Los ingresos de los gobiernos estatales y locales también se están ralentizando, lo que podría erosionar el gasto.
También preocupan los nuevos aranceles, que podrían hacer que las empresas adelanten sus importaciones si el expresidente Donald Trump vuelve a la Casa Blanca en las elecciones presidenciales de noviembre.
No obstante, no se espera una recesión, ya que este año se prevé una política monetaria más expansiva.