Más consumo
Otros factores locales presionan el alza de precios en el país, como la solidez de la fuerza laboral y el consumo, que ha crecido de manera sostenida en los últimos meses impulsado por la llegada de remesas al país, refieren los especialistas consultados.
Gabriel Casillas, economista en jefe para América Latina de Barclays, explica que la masa salarial en el país ha tenido un crecimiento por encima de la inflación general. Este factor, más una baja tasa de desempleo, provoca que los consumidores hagan compras y no se cumpla la teoría económica de que ante un entorno de altas tasas, los precios bajen.
Del lado de los salarios, agrega Carlos Capistrán, economista en jefe de Bank of America en México, el aumento al salario mínimo ha provocado una “rigidez” para que la inflación en servicios aminore, pues las empresas y comercios trasladan el gasto de los salarios a los productos o servicios que ofertan.
Casillas destaca también el incremento en el consumo constante debido a las remesas que recibe el país, que ya representan cerca de 4% del producto interno bruto, cuando en 2017 era 2%.
La tarea de Banxico
Polidura sostiene que el banco central ha hecho lo posible para contener la inflación, pero factores externos e internos hacen ver que es poco efectivo en su mandato. “Ha hecho lo posible por contrarrestar la inflación con las tasas altas que ha tratado de mantener, pero, evidentemente, hay temas que Banco de México no puede influenciar ni controlar”, agrega. En esta última ola inflacionaria, los conflictos geopolíticos, como el de Medio Oriente, empujaron los precios del petróleo, lo que se vio en el precio de los energéticos.
Capistrán no comparte la buena opinión sobre la labor de Banxico y destaca que, tras su decisión de bajar la tasa de interés de referencia a 10.75% desde 11% en agosto, existe un riesgo de que las expectativas de inflación se contaminen por culpa de los alimentos, que son volátiles en el precio.
Solución a medias
El gobierno lanzó en mayo de 2022 el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC). Aunque ayudó a contener precios, como los de los energéticos, desde agosto del año pasado, el Banco de México dejó de considerar este programa como una de las medidas que podría ayudar a contener la inflación.
Los descuentos a las cuotas por el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) ayudaron a aminorar el impacto en los combustibles, por el alza del crudo en 2022, pero en la mayor parte de este año no ha habido estímulos a la gasolina Premium y al diésel. Para la Magna ha sido mínimo, mientras que en las dos primeras semanas de septiembre no se ha registrado subsidio.
“Viene un inicio de sexenio difícil. Si llega a registrarse un descontrol [en el precio de los energéticos] por cuestiones geopolíticas que no permitan contener los precios o bajarlos, va a ser muy complicado que la canasta básica se pueda mantener asequible. En 2025 será difícil tener un ajuste salarial que mitigue precios tan altos”, advierte Ramsés Pech, analista de Energía y Economía de Caraiva y Asociados-León & Pech Architects.
¿La última esperanza?
Ante las variantes que están fuera de control del banco central, el menor dinamismo de la economía aparece como el factor que podrá bajar los precios. Banxico y el consenso de analistas esperan que la economía mexicana sufra una desaceleración este año. Las estimaciones apuntan a un crecimiento del 1.5% desde el 3.2% que se registró en 2023.
No obstante, Heath advierte que las presiones fuera del control del banco central, como el cambio climático y la inseguridad, serán “efectos cada vez más estructurales”.
“Yo creo que siempre vamos a estar viendo un efecto de este tipo a precios y cada vez va a ser mayor. Yo diría que podríamos hablar ya de efectos más estructurales y no simplemente coyunturales. Cuando tenemos problemas de falta de seguridad y de extorsión, que se tienen que combatir, pero no hay nada del Banco de México, porque no le toca eso, simplemente tenemos que enfrentar ese problema, pero no podemos solucionarlo realmente”, explica el subgobernador.
Mientras tanto, en los mercados de Santa Fe y Escandón, jefas y jefes de familia rondan los pasillos y puestos en busca del kilo de jitomate y de limón menos caro. “Hablando de la canasta básica, con que esté estable el jitomate, el tomate y el chile, podemos decir que estamos a salvo”, dice Sari Romero, una de las comerciantes del mercado, mientras despacha a sus clientes.
Con información de José Ávila, Luz Elena Marcos, Dainzú Patiño y Patricia Tapia.