Sus conclusiones son: las afectaciones a las exportaciones de aluminio podrían superar por mucho las registradas en 2018, cuando Trump impuso por primera vez medidas similares.
Los productos más afectados se encuentran en los capítulos 72, 73 y 76 de la clasificación arancelaria, que abarcan hierro, acero y aluminio. Sin embargo, el anexo a la proclamación 10895 también incluye fracciones arancelarias de los capítulos 83, 84, 85, 87 y 88, lo que implica que autopartes, electrodomésticos y productos electrónicos.
Industria automotriz en la mira
El impacto más fuerte podría recaer sobre la industria automotriz mexicana. Según el IMCO, de las 123 fracciones arancelarias incluidas en la nueva medida, 68 corresponden a autopartes y componentes esenciales para la manufactura de vehículos.
Tan solo en 2024, estos productos representaron más de 20,000 millones de dólares en exportaciones hacia Estados Unidos, lo que equivale a 3.91% de las exportaciones totales de México.
Particularmente la fracción arancelaria que engloba partes y accesorios para carrocerías de vehículos y camiones, sumó 7,719 millones de dólares en importaciones estadounidenses provenientes de México en 2024.
Este golpe podría tener repercusiones graves en 11 estados mexicanos donde la industria automotriz es uno de los pilares económicos principales, como Nuevo León, Guanajuato y Coahuila.
Una amenaza creciente
Más allá de los aranceles al acero y aluminio, Trump también ha anunciado medidas adicionales que afectan sectores clave como el automotriz, los productos farmacéuticos y los semiconductores. Estas nuevas tarifas están programadas para entrar en vigor el 2 de abril y podrían representar otro duro golpe para la economía mexicana.
Ante este escenario, el IMCO ha propuesto una serie de estrategias para mitigar el impacto de los aranceles:
· Defender los principios del T-MEC y fortalecer la relación comercial con socios estratégicos.
· Buscar apoyo en el Congreso de Estados Unidos y en la industria norteamericana.
· Fomentar el diálogo con la Casa Blanca y el Departamento de Comercio.
· Coordinar estrategias con Canadá para una respuesta conjunta.
· Preparar represalias comerciales de manera estratégica, minimizando el impacto para los consumidores mexicanos.
· Fortalecer la industria nacional para reducir la dependencia de las exportaciones hacia Estados Unidos.
A medida que se acerca la fecha de implementación de estos aranceles, la incertidumbre crece en el sector industrial y comercial de México. La economía nacional puede enfrentar un nuevo desafío que pondrá a prueba la resiliencia de sus exportadores y la capacidad del gobierno para negociar condiciones favorables en un entorno comercial cada vez más hostil.