Estados Unidos lanza un nuevo mensaje a sus socios. Si un país busca aliviar su déficit comercial frente a Washington, que compre más energía. Una fórmula con sabor a trueque en el siglo XXI.
La idea la puso sobre la mesa Chris Wright, secretario de Energía, y llega justo cuando la producción energética estadounidense alcanza récords históricos. En 2024, sumó 103 cuatrillones de BTU (Unidad Térmica Británica por su sigla en inglés), de acuerdo con datos de Administración de información energética de Estados Unidos.
Publicidad
El déficit comercial de bienes estadounidenes cerró en 1.2 billones de dólares en 2024. Sus exportaciones energéticas por sí mismas difícilmente cubrirán esa brecha. En su mejor año, 2022, la venta de energía tocó los 418,000 millones de dólares. Desde entonces, perdió fuerza, alcanzó 369,000 millones en 2024.
Aunque Wright no menciona destinatarios concretos, el mensaje apunta con claridad a los países con mayores déficits. China encabeza la lista con una participación de 17.2%. Le siguen Irlanda, México y Suiza. Algunos de estos socios ya compran energía estadounidense, pero Washington apuesta por más.
Diseñadoras: Itzel García y Paula Carrillo.
México ocupa un lugar peculiar en esta ecuación, porque es el tercer país con más déficit comercial de EU, con 12% de participación . Al mismo tiempo, lidera las compras de energía estadounidense. En 2024, representó 14.17% del mercado.
Sin embargo, sus adquisiciones muestran un giro. En los últimos dos años, México redujo sus importaciones energéticas desde el norte.
El detalle está en la composición de la canasta energética mexicana: 77.32% corresponde a petróleo y gas. Le siguen insumos para la cadena de baterías con 11.98% e infraestructura eléctrica con 6.64%.
El margen para crecer no es infinito. Además, México busca reducir su dependencia energética externa, sobre todo en el tema de petrolíferos y gas..
El planteamiento estadounidense sugiere una relación aritmética simple. Si México y otros países aumentas las compras de energía, su déficit se reduce. En la práctica, el balance se complica. No solo por la capacidad exportadora de EU, también por la estrategia energética mexicana.
La jugada de Estados Unidos es sencilla, porque propone un intercambio en el que, por ejemplo, en el caso de México, que exporta productos como aguacates o tomates, Washington le vende gas. Dado el alto valor de los productos energéticos, esta fórmula permite a Estados Unidos reducir su déficit comercial con México a mediano y largo plazo.
La oferta puede sonar tentadora. Pero el equilibrio entre política energética y balanza comercial difícilmente se resuelve con un solo intercambio.