Okonjo-Iweala reconoció que las tensiones arancelarias, impulsadas por las políticas comerciales unilaterales de Estados Unidos durante el gobierno de Donald Trump, redujeron la proporción de bienes que se comercian bajo la cláusula de Nación Más Favorecida (NMF) de la OMC, porque pasó de más de 80% a solo 72% en lo que va del año. Es innegable que las acciones unilaterales de tarifas han tenido un impacto sustancial.
“Y sí, puede caer más. Pero está claro que el sistema de la OMC está mostrando una considerable resiliencia”, aseguró.
Sin embargo, advirtió que no hay colapso. “Si creen que las normas fundamentales de la OMC han desaparecido y que reina el caos en el comercio, se equivocan”, dijo. La mayoría de los miembros, explicó, evitó escalar el conflicto y mantuvo sus intercambios en términos normales, lo que ha permitido conservar un núcleo de estabilidad en la red comercial global.
La directora no ocultó que estos son tiempos de presión. “Cada día que me levanto es un nuevo desafío”, confesó. Habló de líderes y responsables de políticas “conmocionados”, incapaces de asimilar el nuevo entorno. Pero también habló de esperanza. “Tenemos este núcleo estable. He terminado con el pesimismo”, sentenció, en un mensaje que buscó animar a los presentes a no quedarse en la parálisis.
La apertura del foro tuvo un tono distinto al de años anteriores. Más allá de la frialdad de los datos, Okonjo-Iweala habló de la dimensión humana del comercio, de la necesidad de hacer que las reglas sirvan para la gente y el planeta. El evento reunió a miembros de la OMC, empresarios, sindicatos, agricultores y académicos para debatir sobre los retos de un sistema comercial que sigue bajo presión.
Recordó que la OMC no es solo un espacio de negociación de aranceles. Citó acuerdos sobre normas sanitarias, valoración en aduanas y propiedad intelectual, que cada día dan certeza a empresas y consumidores. Y aunque aceptó que el organismo necesita reformas profundas, insistió en que aún puede generar nuevos bienes públicos globales, como lo demostró la reciente entrada en vigor del acuerdo sobre subvenciones a la pesca, negociado durante 22 años.