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Hasta la vista, humanos

Jerry Kaplan relata los avances en la inteligencia artificial y cómo impactarán a la sociedad; en un contexto donde las máquinas ganan terreno, las personas sienten amenazados sus empleos.
jue 17 diciembre 2015 06:00 AM
Una mirada hacia la inserción de los robots en el mundo laboral (Foto: Expansión)
Adiós humanos (Foto: Expansión)

Es cierto que aún no vemos vehículos voladores como los de Volver al futuro, pese a que ya es 2015. Sin embargo, sí hay científicos trabajando en ello. Terrafugia, una empresa estadounidense fundada en 2006, ya desarrolló dos modelos de autos voladores ultraligeros.

De éstas y de otras historias de ciencia ficción convertidas en realidad, o a punto de serlo, habla  Jerry Kaplan, emprendedor e investigador del laboratorio de Inteligencia Artificial de Stanford. En su libro Humans Need Not Apply, relata la creación de un robot que lee nombres, direcciones y deposita cartas en el correo.  También cuenta sobre unos androides capaces de trabajar en una granja, emplear y despedir trabajadores e, incluso, colonizar planetas antes que el ser humano.

Pero Kaplan no sólo se dedica a enumerar anécdotas sobre los RoboCops de la vida real. El investigador plantea cómo después de 50 años de esfuerzo y miles de millones de dólares gastados en la investigación, apenas se está descifrando el código de la inteligencia artificial. Esto trae consigo el inicio de una nueva era de prosperidad y ocio.

Sin embargo, la transición puede ser prolongada y brutal, vaticina el autor.

De acuerdo con su experiencia, en el corazón tecnológico de Stanford, hay investigadores que están trabajando no sólo en máquinas que reproducen funciones automáticas a través de algoritmos, sino en herramientas capaces de establecer metas, predecir comportamientos, advertir peligros y actuar de forma impredecible. Kaplan llama “inteligencias sintéticas” a este tipo de tecnologías.

Ejemplo de ello, son los automóviles que no necesitan un conductor para funcionar. De hecho, un mexicano, Raúl Rojas, diseñó un vehículo que se controla a través de señales del cerebro, y que ya recorre las calles de Berlín.

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El autor cree que, en 20 o 25 años, 75% de los vehículos en carretera se manejarán solos, lo que repercutirá en una disminución de costos y reducirá 90% los accidentes automovilísticos.

Kaplan también habla de los “trabajadores falsificados”. Es decir, máquinas automatizadas, que recopilan información, realizan diversas tareas y son capaces de aprender. Por ejemplo, la start-up Judicata desarrolló un algoritmo que transforma principios jurídicos, en información que puede utilizarse para resolver casos de jurisprudencia.

Entre robotinas y R2D2s

¿Estamos preparados para entender el trabajo en la era de la inteligencia artificial?

El investigador también se lo pregunta, sobre todo porque sólo 1% de la población controla la economía mundial.

Hoy, el desempleo persistente y la creciente desigualdad de ingresos son dos de los problemas más importantes del mundo moderno. Por eso, en un contexto en que las máquinas ganan terreno, a todos nos preocupa que una máquina sea capaz de reemplazarnos.

¿Por qué alguien te contrataría en vez de comprar un robot que haga lo mismo que tú?

Kaplan cree que, con el auge del nuevo contexto tecnológico e inteligente, la situación laboral cambiará y será sustituida en muchos sectores por tecnologías de inteligencia artificial.

Quizá con “inteligencias sintéticas” y “trabajadores falsificados” se cumpla el sueño de algunos empresarios de tener un equipo automatizado que no requiera luz para realizar su trabajo y, por ende, les permita ahorrar en la factura de energía eléctrica.

Desafortunadamente, las personas no tienen el tiempo ni las habilidades requeridas para los nuevos puestos de trabajo. Las máquinas son más rápidas y adquieren información en cuestión de segundos.

Ante este problema, el autor plantea una solución: la “hipoteca de trabajo”. Es decir, antes de contratar a los empleados, las empresas los harán capacitarse para que adquieran habilidades específicas, sin estar obligadas a darles el trabajo.

Todo esto puede sonar apocalíptico. Sin embargo, el autor es optimista, a pesar de enumerar todos los retos de la era de la inteligencia artificial. El impacto del cambio tecnológico en nuestros mercados laborales será como escribió Ernest Hemingway en Fiesta: “Gradualmente y luego súbitamente”.

Lo cierto es que esta era creará dos clases, una de ganadores y otra de perdedores. Los primeros serán capaces de adaptarse a la tecnología y trabajar con ella.  Los segundos no podrán encontrar un empleo, pues los trabajos rutinarios serán realizados por robots que no requieren seguridad social, vacaciones ni café por las mañanas.

Por eso, Kaplan nos recomienda estar preparados para los cambios, y estar dispuestos a aprender e innovar. Es el único camino para no ser prescindibles.

Todo apunta a que, en un futuro,  los conductores de Uber serán robots, o mejor aún, pediremos autos que se controlen solos. 

En una frase: Una guía para entender cómo blindarse ante máquinas capaces de hacer tareas hasta ahora, realizadas por humanos.

Especial para: Líderes, empresas e, incluso, políticos en apuros interesados en aprender a lidiar con la inteligencia artificial.

Artículo publicado en la edición 1179 de Expansión. Adquiere esta revista o suscríbete a nuestra edición digital en iOS  o Android .

 

 

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