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La startup mexicana que dará una doble vida a tu ropa usada

WasteNotWaste ha construido su modelo de negocio a través de redes sociales y comercio electrónico. Este año, quiere colarse en tiendas físicas y temáticas.
lun 15 marzo 2021 05:00 AM
WasteNotWaste
La marca de ropa sustentable, hecha a base de desperdicio textil, inició como un proyecto para el semestre de emprendimiento impartido en el Tecnológico de Monterrey.

¿Piezas únicas hechas con desperdicio textil? Las estudiantes del Tecnológico de Monterrey, Sara Kalach, Kristal Bolivar y Ana Alonso, vieron en el retazo de tela y prendas usadas la posibilidad de crear WasteNotWaste. Su propio negocio de ropa sustentable.

La startup mexicana basa su negocio en economía circular. Su objetivo es aprovechar la tela para poder recrear piezas únicas y venderlas a través de comercio electrónico. Así no solo dan una segunda vida a la ropa, sino que contribuyen a disminuir el impacto ambiental, causado por la industria del vestido.

De acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD por sus siglas en inglés), la producción de ropa y calzado produce el 8% de los gases de efecto invernadero y además cada segundo se entierra o quema una cantidad de textiles equivalente a un camión de basura.

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Este sector es responsable del 20% del desperdicio total de agua a nivel global, ya que al año usa 93,000 millones de metros cúbicos de agua, según dice el organismo. Una cantidad suficiente para que sobrevivan 5 millones de personas.

Kalach recuerda que para crear su primera colección de ropa sustentable invitaron a la comunidad estudiantil a que donara la ropa que ya no utilizaba. El resultado fue la recreación de 15 prendas únicas, entre ellas vestidos, blusas, chamarras y un jumper.

La joven reconoce que es difícil concientizar a la gente sobre la importancia de reusar prendas usadas. “La mayoría cree que la ropa usada es sucia o que no tiene la misma calidad que una prenda nueva. Queremos romper con ese paradigma y hacer que, si una persona tiene cuatro chamarras en su closet, por lo menos una de ellas sea sustentable”, dice.

Es una meta ambiciosa. Para lograrlo las cofundadoras están enfocadas en crear colecciones cápsula, es decir, colecciones pequeñas que destaquen por un elemento característico. En plena pandemia del coronavirus, lanzaron una gama de 100 chamarras hechas con mezclilla en varios tonos de azul y pedazos de tela de camisa. Cada una tuvo un costo de 1,000 pesos e incluía un cubrebocas, hecho con el mismo proceso de fabricación.

Por lo regular cuando un diseñador crea una prenda primero hace los trazos y luego busca la tela. WasteNotWaste funciona al revés, primero recolecta la tela y con base en eso diseña las prendas. “Buscamos crear un patrón, en el que a una misma pieza se le puedan añadir diferentes colores y texturas. Después se etiquetan y ofertan en las redes sociales y página web de la marca”, explica la emprendedora.

Hoy, las tres emprendedoras ya tienen convenio con fábricas de camisas, sacos y jeans para obtener el desperdicio textil. Y mediante Instagram y Facebook, las jóvenes invitan a las personas a que donen las prendas que ya no utilizan, pero que, por algún desperfecto, es inviable regalar para su reúso.

La marca también tiene un espacio en los aparadores de la tienda Komorebi Concept Store. La expectativa para este año es entrar a más tiendas físicas, a lo largo y ancho de la República Mexicana. Solo en tiendas temáticas y artesanales que compaginen con el tema de la sustentabilidad.

Pero Kalach menciona que el modelo de negocio seguirá reposando en canales digitales, ya que apuestan porque las mismas personas que donan su ropa se atrevan a rediseñarla en la página web de la marca. Actualmente, las cofundadoras están trabajando en su plataforma digital para asegurar que el proceso de diseño y personalización a cargo de los usuarios sea lo más fácil posible. La intención es que la gente participe en la parte inicial del proceso de fabricación.

A largo plazo, la estrategia de las emprendedoras contempla tener activaciones con empresas para aumentar la donación de ropa. Antes de la pandemia participaron con L’Oréal en una semana de la sustentabilidad. Kalach detalla que en el evento, que promueve los temas de economía circular y ambientales, colocaron botes para recibir donaciones. También dieron pláticas en otras universidades, como la Anáhuac, para generar conciencia sobre el costo ambiental que deja el consumo excesivo de ropa nueva.

Hoy, el 50% de la tela la obtienen de las fábricas y el otro 50% de las donaciones en redes sociales, que también fungen como su medio de venta. Un porcentaje de la utilidad de WasteNotWaste la destinan a causas sociales. Este año, la ayuda será para PYMO, un fondo económico que compra insumos médicos como guantes, máscaras, trajes y lentes de protección para llevarlos a diferentes hospitales de México.

Por la pandemia, las emprendedoras decidieron unir fuerzas con este fondo que, al igual que su caso, nació en el Tecnológico de Monterrey. También han tenido que ser mucho más cuidadosas en la recolección y en el lavado de la tela. En 2021, lanzarán una colección de sacos y camisas sustentables, con la cual esperan duplicar los ingresos que obtuvieron el año pasado.

Mario Borghino, autor del libro Los Paranoicos se salvan y especialista en planeación estratégica, asegura que los mejores negocios para nuevos emprendedores son aquellos que sepan encontrar la oportunidad en medio de la adversidad y hacer de la tecnología su principal soporte.

El también conferencista y consultor empresarial advierte que el mundo no va a regresar a donde estábamos antes del COVID-19. Los viejos modelos estratégicos dejaron de ser funcionales, y, enfatiza, la seguridad que daban las empresas a los empleados que acumulaban antigüedad también desapareció.

“México es un país en riesgo de crisis económicas. Cada vez habrá menos empleos, más vulnerabilidad y cero seguridad. La tecnología es el recurso más importante para que los jóvenes construyan su propio futuro porque las empresas ya no pueden hacerlo. Los nuevos emprendedores deben conocer la nueva actitud del consumidor, ante un mundo inestable”, concluye.

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