Las empresas y los habitantes de Ciudad del Carmen sufren la crisis del petróleo
“Muchos dicen que Ciudad del Carmen va a quedar como un pueblo fantasma”. Así lo ve Luis Fernando, quien a inicios de abril comenzó a cuidar una de las entradas del fraccionamiento Palmira. El cuidador pasó tres meses sin trabajo, luego de que la prestadora de servicios petroleros y embarcaciones Grupo Evya lo despidiera junto a otro grupo de trabajadores, quienes se han manifestado frente a sus oficinas para reclamarle pagos y compensaciones.
“Aquí apenas gano 2,500 pesos al mes. En Evya pintaba barcos, y la verdad me iba bien”, cuenta Luis Fernando. Es uno de los miles de damnificados por los fuertes recortes en el presupuesto de Pemex.
Él perdió su trabajo incluso antes del ajuste en el presupuesto de Pemex de 100,000 millones de pesos (mdp) anunciado en febrero. Desde enero, el grupo de firmas que viven de los contratos para darle servicios a Pemex ya arrastraban meses de impagos por parte de la llamada empresa productiva del Estado.
Fotogalería
Ciudad del Carmen sufre la caída del oro negro
Detenidas
Barcos encallados
Ciudad en renta
'El Capitán'
A la orilla
"Se han ido 20,000"
A la espera
Edificios abandonados
Sólo quedan los pescadores
Playa vacía
La falta de pagos
La petrolera nacional dejó de pagar a sus proveedores desde junio de 2015, como atestiguó la compañía CP Latina, quien advirtió a sus acreedores que iba a recurrir a la firma especializada en financiamiento en el sector marítimo Clarksons Platou Securities, para sortear la falta de 60.5 millones de dólares que le debía Pemex.
“Durante este periodo, CP Latina ha explorado la posibilidad de factorar estas facturas que ya fueron aprobadas por Pemex. Sin embargo, esto ha probado ser una tarea difícil dado que los bancos locales más relevantes han recibido numerosas peticiones de otros proveedores de Pemex, saturando las líneas de crédito disponibles para afrontar este riesgo”, explicó en marzo la firma en un comunicado a sus acreedores, a través del sistema de información de deuda corporativo noruego Stamdata.
Aunque la falta de pagos inició a mediados del año pasado, los pobladores de Ciudad del Carmen sintieron el verdadero golpe en inicios de 2016, cuando la nueva administración de Pemex, encabezada por José Antonio González Anaya, decidió parar o al menos diferir proyectos por 46,800 millones de pesos (mdp).
Ciudad del Carmen alberga la base de la Región Marina Norte, que comprende a los complejos Cantarell y Ku-Maloob-Zaap, que por sí solos producen la mitad del petróleo del país, cerca de 1 millón de barriles diarios.
“¿Cómo viste a Ciudad del Carmen? Es que está parada. Todos los barcos están parados”, cuenta un directivo, que pidió no ser identificado, de una firma de servicios petroleros. Su compañía hace trabajos para Pemex como proveer embarcaciones o controlar plataformas de producción.
Una ciudad 'fondeada'
Los muelles de la llamada Perla del Golfo se ven repletos de embarcaciones estacionadas, mientras que en el horizonte se divisan las enormes plataformas de perforación, rodeadas por más barcos que soltaron el ancla para no pagar renta en el puerto.
“En esta área del canal, antes había mucho movimiento. Y ahora está tranquilo, como si nada”, cuenta Edgar Jiménez, capitán de la lancha rápida Redfil, de la firma especializada en embarcaciones Marinsa.
El paro en las plataformas de perforación, las que más han sufrido con el recorte en Pemex, supone poner el freno a una larga cadena de servicios que dan las firmas locales, que van desde los más complejos, como los llamados barcos loderos —que sirven para sellar los pozos de producción de crudo—, hasta los vendedores de colchones para los trabajadores, que pasan 15 días en el mar.
“Llegamos a tener 23 contratos para llevar comida a 23 plataformas de perforación de Pemex. Ahora sólo tenemos una, y es con un privado”, dice Luis Sandoval, gerente de operaciones de Bistro, firma que da servicios de alimentación y hotelería a las plataformas.
Esta situación afecta al resto de negocios de la ciudad. “Los restaurantes que antes se veían llenos cualquier día de la semana, porque aquí los trabajadores de plataformas bajan toda semana para descansar sus 15 días, ahora se ven vacíos”, anota un gerente regional de una compañía estadounidense, que pidió no ser identificado.
Este directivo muestra una foto en su celular, tomada a inicios del mes, de las oficinas de Grupo Evya, donde se ven mantas de trabajadores exigiendo sus pagos.
El sector inmobiliario también lo pasa mal. “Esto está muy jodido”, agrega el señor Apolinar, quien aventura a decir que cerca de 20,000 personas se han ido de la colonia donde su patrón renta casas a trabajadores de Pemex o relacionados con el sector petrolero.
Una proyección que puede sonar descabellada a primera vista, siendo que en Ciudad del Carmen habitan cerca de 248,000 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, pero que a la luz de los miles de despidos de empresas locales, aunados a los recortes en Pemex de cerca de 10,000 trabajadores sólo en 2015, toma tintes de realidad.
“Antes, las casas no me duraban dos semanas. Ahora tengo hogares en renta desde inicios del año, y no se ve para cuándo se ocupen”, dice la señora América, mientas carga una manta para promocionar otra vivienda que se desocupa.
Un edificio de cuatro pisos frente a la Comercial Mexicana de la Calle 60 tiene desplegada una enorme manta de 'Se renta', luego de que a finales del año pasado Pemex abandonara este lugar que tenía arrendado.
Los locales de comida aledaños cierran ahora temprano, y ven cómo su negocio cae tras el abandono de estas instalaciones, cuenta una de las comerciantes de la zona.
Stella Maris, testigo del paro
La Stella Maris, la estatua de la Virgen del Carmen, atestigua la calma que se vive a las orillas del puerto, donde decenas de barcos de diversos tamaños esperan otro día sin trabajo.
Hasta hace unos meses, sólo se veían paradas las embarcaciones de Oceanografía, que lleva casi dos años en concurso mercantil tras las acusaciones de un fraude multimillonario a Banamex.
Pero ahora, otras empresas han optado por la misma estrategia, que no deja de costar dinero, pues los barcos deben llevar un mínimo de personas y combustible para estacionarse fuera de los muelles.
El Capitán, como lo conoce la gente del lugar, es un jubilado de Pemex que se sienta a la sombra del monumento Stella Maris y siente el pesimismo de la ciudad —afirma—, que ve cómo el trabajo se acaba y cómo muchas personas regresan a sus lugares de origen, dejando un aire de vacío.
“Todo va a regresar a la normalidad algún día. Las nuevas empresas petroleras que entren y la recuperación del precio del crudo deben reanimar de nuevo al sector”, espera uno de los directivos entrevistados.
Sin embargo, nadie espera que esto suceda este año o el siguiente. Por ello, muchos habitantes de la ciudad quedan a la espera de un trabajo, con la esperanza de que la reforma energética por fin atraiga a los competidores privados a reactivar las actividades.