Estas marcas japonesas pasaron del cielo al suelo en unos años
Alguna vez, las compañías japonesas gobernaron la industria electrónica. Hoy en día, aparecen en los titulares a causa de sus problemas en vez de por sus productos.
En el país que inventó el Walkman, las marcas famosas perdieron el auge de las tendencias más importantes, un ejemplo de esto, es el ascenso de los smartphones. Dichas compañías quedaron atascadas por la burocracia corporativa y en ellas se han multiplicado decisiones que les cuestan dinero y escándalos contables.
Estas son algunas de las desgracias más destacadas:
Toshiba: en el borde del abismo
Pionera en computadoras portátiles, televisores y otros productos electrónicos para el hogar, Toshiba se ha unido a las filas de las empresas japonesas en dificultades que se mantienen con vida gracias a los bancos.
“Toshiba es el último zombi”, dijo Jesper Koll, presidente ejecutivo de WisdomTree Investments Japan.
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El conglomerado perdió terreno en industrias clave ante empresas de China y Corea del Sur. En respuesta, Toshiba viró hacia otros negocios, invirtiendo dinero en la industria de la energía nuclear al comprar la firma estadounidense Westinghouse Electric.
Luego, la empresa cayó en problemas a causa de un masivo escándalo de contabilidad en 2015, mientras luchaba por limpiar su propia casa, su apuesta por la energía nuclear se echó a perder.
En febrero, Toshiba dijo que los retrasos masivos y los costos no presupuestados en su división nuclear estadounidense causarían un agujero de 6,300 millones de dólares en sus finanzas. Westinghouse se ha declarado en bancarrota y Toshiba ha advertido que su propia supervivencia está en duda.
El precio de las acciones de la compañía japonesa se ha reducido a más de la mitad en cuestión de meses, además, venderá su valioso negocio de chips de memoria y otros activos para tratar de mantenerse a flote.
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Sharp: vendida a Foxconn
Sharp era bien conocida en la década de 1980 por sus calculadoras de gama alta, sus videograbadoras y reproductores portátiles de casetes. La empresa apostó en grande a los televisores LCD y a los paneles de pantallas. Durante un tiempo, el movimiento rindió dividendos, pero luego, un fortalecimiento del yen y la crisis financiera mundial provocaron una caída en la demanda.
Sharp se tambaleó al borde de la quiebra durante años y los bancos la rescataron dos veces. Anunció enormes pérdidas y recortó unos 5,000 empleos de su fuerza laboral mundial en 2015.
Eso no suena como demasiado, pero es un gran número en un lugar como Japón, donde “las empresas a menudo están en el negocio para mantener a todos con empleo”, dijo Keith Henry, fundador de Asia Strategy en Tokio.
En un colapso humillante, Sharp fue comprado el año pasado por el fabricante de electrónica taiwanés Foxconn.
Olympus: ¿salvada por los dispositivos médicos?
Olympus comenzó como productor de microscopios domésticos y se convirtió en un fabricante líder de cámaras y proveedor de equipos médicos, pero las sombrías prácticas contables de la empresa lo arrastraron a un humillante escándalo.
En 2011, el ejecutivo británico, Michael Woodford se convirtió en el primer presidente ejecutivo no japonés de Olympus y rápidamente descubrió que la compañía había estado falsificando estados financieros, ocultando años de pérdidas que se remontaban a los años noventa.
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Cuando empezó a hacer preguntas, el consejo lo despidió abruptamente, pero el daño estaba hecho. Woodford se convirtió en un denunciante y expuso un fraude contable de 13 años y 1,700 millones de dólares.
Woodford dijo más tarde que la cultura japonesa de extrema cortesía contribuyó a los problemas en Olympus. La deferencia hacia las personas mayores creó un ambiente donde las malas decisiones gerenciales no fueron desafiadas durante años.
Con un nuevo equipo a cargo, la compañía ha logrado una impresionante reaparición: el precio de sus acciones subió casi 10 veces desde los mínimos alcanzados en 2011, gracias a las fuertes ventas de dispositivos médicos.
Sanyo: comprada por Panasonic
Sanyo alguna vez fue el fabricante de electrónica de consumo más grande de Japón, con la ayuda de baterías de teléfonos celulares y electrodomésticos. La compañía era un nombre conocido a nivel global y ocupaba un espacio de bienes raíces de primera categoría en uno de los principales lugares turísticos de Londres: Piccadilly Circus, donde comenzó a anunciarse con un letrero de neón gigante en 1978.
En los años 2000, la compañía se enfrentaba a una prolongada consolidación, enfrentándose a la competencia de China y Corea del Sur.
La fortaleza del yen también hizo que las exportaciones japonesas fueran más caras, poniendo presión sobre los fabricantes para que se fusionaran. Efectivamente, Panasonic tomó control de Sanyo en 2009.
Ese letrero de neón de 100 metros cuadrados en Piccadilly Circus, al igual que la propia empresa, eventualmente cayeron víctimas del cambio tecnológico. A Sanyo se le pidió que lo reemplazara con una moderna pantalla LED, que permite imágenes en movimiento. La compañía dijo que “no sentía la necesidad de cambiarla por razones económicas”.
El letrero de Sanyo fue apagado en 2011.