La quiebra de Takata no afectará (por ahora) a sus proveedores en México
Las operaciones de Takata en México no se verán afectadas, al menos de momento, luego de que la empresa japonesa se haya declarado este lunes en bancarrota en Estados Unidos y Japón.
nullLa empresa entró en problemas financieros por el escándalo de las fallas en sus bolsas de aire, que derivó en multas millonarias. Ahora, se acoge a suspensión de pagos para reestructurar su deuda, pero seguirá operando.
La firma, proveedora de sistemas de seguridad para automóviles, como cinturones de seguridad, airbags y asientos para niños, tiene entre el 30 y el 40% de proveedores nacionales y una planta en Monclova, Coahuila.
“Las cosas siguen igual. Inclusive, algunas empresas proveedoras seguimos con ordenes para proveerles, y la plantilla laboral se mantiene”, dijo José Luis Hotema, presidente del Cluster Automotriz Laguna, al que pertenece la firma japonesa.
Esta misma semana, la estadounidense Key Safety Systems anunció la compra de Takata por cerca de 1,572 miillones de dólares. La operación significa la virtual desaparición de la emblemática firma japonesa, fundada en 1933, y el ascenso de esta compañía estadounidense, hasta ahora poco conocida.
Sin embargo, de momento la situación no sufrirá grandes cambios. Una empresa que se encuentra en bancarrota puede hacer uso del Capítulo 11 del Código de Bancarrota del Ministerio de Justicia de Estados Unidos, para "reorganizar" su negocio y tratar de volverse rentable nuevamente, explicó Armando Soto, director de la firma especializada Kaso y Asociados.
“Los ingresos que vaya obteniendo Takata van a ser destinados a cubrir los adeudos con proveedores, y en este caso se seguirán cumpliendo sus obligaciones hasta donde tengan firmado o pactado en convenios con ciertas marcas, a menos que las marcas den por terminado estos acuerdos. Una vez que termine eso, se puede tomar la decisión de si se cierra o no la empresa”, agregó Soto.
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En 2014, la National Highway Traffic Safety Administration (NHTSA) inició una investigación por presuntas muertes asociadas a fallas en los infladores de las bolsas de aire producidas por Takata. La planta de Coahuila, junto con dos fábricas en Estados Unidos, fue la señalada por las fallas de las bolsas.
“Lo que se hizo fue mantener más seguridad dentro del proceso, independientemente de dónde haya sido la falla”, destacó Hotema.
En uno de los documentos enviados a la NHTSA, la japonesa admitió que varias de las bolsas fueron producidas con componentes defectuosos que podían ocasionar excesiva presión interna dentro del inflador, llevando a su ruptura durante un despliegue. Si esto ocurre, algunos fragmentos de metal pueden pasar a través del material amortiguador de la bolsa de aire, provocando lesiones o la muerte de los ocupantes del vehículo.
La empresa aceptó este año una multa de 1,000 millones de dólares.
Escándalo histórico
El escándalo, que comenzó con un llamado a revisión de 3,940 modelos Honda Civic y Accord en 2008, creció hasta afectar a 17 armadoras —incluyendo a Toyota, Nissan, FCA, Ford, Mazda, Mitsubishi, Subaru y BMW—, a 67 millones de vehículos en el mercado estadounidense y a otros 55 millones de infladores en otros países.
Con 58 plantas en 21 países, Takata es el mayor fabricante mundial de bolsas de aire, así que cuando explotó el problema, era la única que tenía la maquinaria y la ingeniería para fabricar los repuestos.
“Takata tuvo que fabricar millones de bolsas adicionales con mucha supervisión para que no tuvieran error, y reemplazar las defectuosas por una nueva. Todos esos millones de bolsas los tuvo que hacer sin cobrar un centavo, eran gratis”, dijo una fuente de la industria que prefirió no ser mencionada.
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En 2015 la planta de Takata en Monclova, Coahuila, trabajaba a su máxima capacidad: 4,000 empleados repartidos en tres turnos fabricaban las bolsas de aire destinadas a los nuevos vehículos, pero también a reemplazar para los infladores defectuosos colocados en al menos 122 millones de vehículos alrededor del mundo.
Además de la planta de México, la firma japonesa incrementó en 2015 su producción en Estados Unidos, Alemania y China, para poder fabricar más de un millón de kits de reparación al año.
Si bien los proveedores decidieron no aumentar su capacidad —no era sostenible hacerlo para un proyecto que duraría 10 a 12 meses— ofrecieron a sus clientes absorber pequeños pedidos que producirían en turnos extra o en fines de semana.
Así se resolvió el problema, pero las finanzas de la empresa se vieron muy afectadas. Ahora, la empresa está en riesgo de desaparecer. Y lo que suceda con la planta de Coahuila y los proveedores mexicanos formará parte de la reestructura y, en el mediano plazo, será decisión de Key Safety Systems.
Con información de Ivet Rodríguez y Leonardo Velarde.