Qué le espera a la construcción en 2018
La construcción tuvo un débil 2017: entre enero y noviembre, se contrajo 1.7% respecto al mismo periodo del año anterior. Y para este año, la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) estima una situación similar, con una contracción de hasta 2%.
El sector seguirá mostrando signos de debilidad y se verá impactado por la incertidumbre global, por el periodo electoral en México y por los mayores precios de los insumos.
“A pesar de que en 2018 la industria de la construcción retornará al terreno positivo, el desempeño productivo continuará siendo insuficiente, debido a que los factores que inhiben el crecimiento continuarán estando presentes”, consideró la CMIC en un reporte.
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Algunos de estos factores serán las alzas en la tasa de interés, mayores precios de insumos para la construcción, la renegociación del TLCAN y menor inversión privada, coincidieron expertos consultados.
El sector que más sufrió en 2017 fue el de la obra pública, con una contracción de 10.7%, pero es posible que esto cambie en 2018, debido a que la inversión física aprobada para este año será 4.7% mayor a la del año pasado.
“Al ser año electoral no es muy claro que se vayan a incrementar los proyectos, si bien hay algunos de largo plazo como el nuevo aeropuerto (de la Ciudad de México). La realidad es que es complicado asegurar que habrá un incremento en la inversión”, dijo Jordy Juvera, asociado de Economía en HR Ratings.
Otro factor serán las elevadas tasas de interés, que inhiben la obtención de créditos, lo que seguirá afectando a la inversión del lado privado, agregó Alejandro Ruiz, socio de Construcción en KPMG México.
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Los precios de los insumos para la construcción pueden comenzar a moderar su alza, pero la subida no se frenará. A inicios de año se anunció un incremento de entre 9% y 12% en los precios del cemento, lo que impactará al sector.
La renegociación del TLCAN es otro elemento de riesgo para la construcción, coincidieron los expertos. Por un lado, afecta al tipo de cambio, y a su vez al costo de la construcción; mientras que por otro puede afectar las exportaciones.
“Podría frenar las exportaciones de las que depende la economía de México, y que impactarían negativamente la inversión en la edificación industrial, comercial y sus servicios”, consideró la CMIC.