¿Tienen futuro las nuevas aerolíneas estadounidenses?
Las cuatro mayores aerolíneas de Estados Unidos y sus socios regionales controlan alrededor del 80% de los viajes aéreos en Estados Unidos, pero ¿hay espacio en los cielos para una nueva competencia?
En los últimos años, las fusiones de aerolíneas han dejado alrededor de 1,000 rutas sin servicio, la mayoría de ellas entre ciudades más pequeñas de Estados Unidos, según un análisis del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).
A fines de enero, el Inspector General del Departamento de Transporte lanzó una auditoría para examinar el impacto de la consolidación de las aerolíneas en el servicio aéreo a ciudades pequeñas y medianas.
“Desde 2014, la industria aeronáutica se ha vuelto rentable debido a la expansión económica y al colapso del precio del combustible en ese mismo año. Sin embargo, persisten las preocupaciones del Congreso sobre la disponibilidad del servicio de aerolíneas en aeropuertos más pequeños”, dijo Charles A. Ward, asistente del Inspector General para Operaciones de Auditoría y Revisiones Especiales.
Las aerolíneas regionales transportaron casi 10 millones de pasajeros menos en 2016 que en 2010, cuando trasladaron a 164.1 millones de personas, según la Regional Airline Association.
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El oeste de Pensilvania, por ejemplo, fue una de las áreas más afectadas cuando el centro de operaciones de U.S. Airways en Pittsburgh, cerrado debido a la consolidación corporativa en la década de 2000, no se estaba recuperando después de su fusión con American Airlines. Fue una escena que se desarrolló en ciudades como Cincinnati, Milwaukee, Cleveland, Columbus y Nashville.
Pero durante los últimos dos años, Pittsburgh ha sido una incubadora de un nuevo tipo de emprendimientos de aerolíneas que eran imposibles hace una década.
La aerolínea OneJet estaba operando solo dos vuelos diarios hacia y desde Pittsburgh en 2016. Eso se convertirá en más de 300 a la semana el próximo mes. El operador nació directamente de ese análisis del MIT.
En lugar de apretujarse en focos llenos de actividad, dominados por las grandes aerolíneas estadounidenses como Delta Air Lines, American Airlines y United Airlines, OneJet atiende a viajeros de negocios que desean un servicio sin escalas a ciudades medianas a través del medio oeste y el noreste.
Restaurar el servicio entre ciudades medianas “fundamentalmente no es algo que [las grandes aerolíneas] pueden proporcionar de la forma en que esas empresas crecen”, dijo el presidente ejecutivo de OneJet, Matt McGuire. “Podemos ir y crecer a un tamaño muy significativo y aún no estar en el radar de ninguno de los principales operadores, simplemente hay mucho mercado abierto en este momento”, dijo.
Y aerolíneas como OneJet son el comienzo de una nueva tendencia en vuelo.
Nuevas operaciones están apareciendo en todo el país, tratando de llenar los vacíos dejados por las aerolíneas más grandes.
En California, JetSuite —cuyos fundadores comenzaron JetBlue— ha estado operando chárteres privados desde 2008. Ahora se ha expandido para conectar a Los Ángeles y el Área de la Bahía desde aeropuertos con menor uso con aviones regionales ERJ135 de 30 asientos, reacondicionados y económicos, que los principales operadores han estado desechando.
En el otro extremo del espectro, FlyOtto quiere conectar a los operadores chárter con aeronaves pequeñas de aviación general para que la gente pueda llegar a los aeropuertos que no tienen ningún servicio comercial.
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Y Estados Unidos pronto podrá tener su propia aerolínea de larga distancia de bajo costo.
El fundador de la extinta Eastern Airlines, Ed Wegel, quiere resucitar a World Airways. El transportista desea usar aviones Boeing 787 para competir con los grandes transportistas de Estados Unidos en vuelos internacionales.
“Hay muchas ciudades desatendidas en Estados Unidos que matarían por tener más servicios”, dice Henry Harteveldt, fundador del Atmosphere Research Group.
Él también cree que hay un amplio espacio para los recién llegados.
“Pero esa nueva aerolínea se parecerá cada vez menos a las aerolíneas que ya están operando”, dijo.
El camino hacia el éxito para una nueva aerolínea, y ya no digamos para la sostenibilidad, no es fácil. Las bancarrotas y las fusiones han acabado con casi todos los recién llegados en los últimos veinte años. La última gran aerolínea nueva en Estados Unidos no absorbida por la consolidación fue JetBlue Airways, que comenzó a volar en 2000.
“Es más difícil de lo que nunca imaginé que sería”, dijo McGuire, presidente ejecutivo de OneJet.
Una portavoz de OneJet dijo que el operador es rentable, pero no revela sus resultados financieros porque es de propiedad privada.
En lugar de utilizar aviones de pasajeros tradicionales, la aerolínea ha convertido aviones privados Hawker Beechjet de ocho asientos en diminutos jets regionales. La recesión dejó una gran flota que nadie quería. Según McGuire, cada Beechjet usado estaba disponible con un 80% de descuento sobre su precio cuando era nuevo.
OneJet no opera vuelos de fin de semana. Todos los viajes salen en la mañana y regresan en la noche. Esa es un beneficio de calidad de vida para sus pilotos, que escasean. La aerolínea está reabriendo enlaces en Pittsburgh parcialmente con la ayuda de contratos de viaje con las empresas más grandes de la ciudad como PNC Bank y FedEx.
Y OneJet está avanzando más allá de los pequeños aviones de negocios y se está expandiendo con los mismos jets regionales que JetSuite está utilizando, renovados con más espacio para las piernas y con acceso a internet WiFi. El martes comenzó a usar esos aviones para expandir su modelo a Buffalo, reabriendo un enlace aéreo a Albany. Los vuelos entre las dos ciudades fueron cortados en 2010. Su mayor competencia es un trayecto en auto de cinco horas.
OneJet depende de una tormenta perfecta para su supervivencia. La aerolínea no podría existir si la consolidación del sector de aerolíneas o la crisis financiera mundial no hubieran ocurrido.
“Estamos en un periodo de reestructuración muy significativo para el sistema nacional de transporte aéreo”, dijo McGuire. “No creo que esto hubiera funcionado hace diez años”.