La estrategia de los bancos del retail: cómprame, yo te doy el dinero
Detrás de los estantes llenos de mercancías y de los escaparates con lo último de la moda, hay un negocio que no es tangible ni glamouroso, pero sí clave en la estrategia de crecimiento de las principales tiendas de autoservicio y departamentales: el crédito.
Las cadenas de retail hacen sinergias con las unidades financieras en un juego de ganar-ganar: por un lado, al otorgar créditos, las tiendas impulsan sus ventas y disminuyen la volatilidad en los ciclos; por el otro, el brazo financiero no necesita invertir en sucursales y cuenta con la base de clientes que las tiendas les ofrecen.
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Liverpool es una de las compañías que más éxito ha tenido con esta estrategia. En 2016, según los últimos datos anuales, “45.2% de las ventas se realizaron a través de financiamiento provisto por la empresa”, señala en su reporte anual. Al cierre del año pasado, el número de tarjetas de Liverpool sumó 4.4 millones, con lo que se ubica en la tercera posición dentro de los emisores de plásticos, debajo de BBVA Bancomer y Banamex con 5.7 y 5.5 millones de tarjetas, acuerdo con datos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
Al ser crédito destinado al consumo, la tasa de morosidad suele ser más alta, debido a que son préstamos que no cuentan con garantías. En el caso de Liverpool, la tasa es de 4%, frente a 2.15% del sistema bancario nacional a diciembre de 2016, según la CNBV.
Si bien la tasa de morosidad de Liverpool se considera sana, no es el común denominador del sector. Para muestra está Bancoppel, que tuvo una tasa de morosidad de 13.6% al cierre del 2016, según datos de la CNBV. “La elevada morosidad de la cartera se debe al sector principal de enfoque, el mercado popular mexicano”, señala Tania García, analista de HR Ratings. En la misma tónica se encuentra Banco Ahorro Famsa, cuyo índice moroso es de 12%. Además, cerca del 40% de los clientes de la firma pertenecen a la economía informal.
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Banco Azteca, el brazo financiero de Elektra, de Grupo Salinas, supo hacer frente a este problema: se deshizo de activos tóxicos y mejoró el proceso de concesión de créditos y de cobranza, y así redujo la morosidad de 9.4% en 2014 a 2.5% en 2016.
Otras cadenas han hecho alianzas para otorgar préstamos, como Soriana, que realizó un acuerdo con Citibanamex para crear Soriban; y Chedraui con Consubanco, cuyo negocio con la cadena se basa en ofrecer tarjetas de crédito en las unidades “aprovechando la clientela que tienen las tiendas”, señala en su reporte anual Consubanco, firma controlada en parte (49.8%) por la familia Chedraui.
Pero no todos ven esta táctica como la mejor para crecer. En 2015, Walmart de México vendió a Inbursa su negocio financiero, Banco Walmart, como parte de su estrategia de desincorporación de activos para enfocarse en su negocio principal, el retail, y no perder energía en temas que no eran su fuerte.