Bimbo, atrapado en la 'guerra' del pan en Venezuela
Grupo Bimbo está atrapado en medio de la “guerra del pan” que el gobierno de Nicolás Maduro dice librar en Venezuela, que ha llevado al presidente a expropiar algunas panaderías, pues afirma que existe un “complot” para provocar la escasez de este alimento básico.
En esta situación, la operación de la empresa mexicana, que tiene plantas y presencia en el país sudamericano desde la década de los 90, es cada vez más complicada, presionada por la aguda escasez de harina de trigo, el vertiginoso incremento de precios de insumos, como la manteca y el azúcar, la restricción de divisas para pagar importaciones y las periódicas inspecciones a sus plantas de funcionarios del gobierno para controlar los niveles de producción y los valores de venta al público.
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Ese panorama está lejos de verse compensado por la harina de trigo que la compañía recibe a precio subsidiado. “Es sólo un paliativo, porque las cantidades que se entregan no son las que necesita Bimbo para operar en forma óptima”, dice Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica, en Caracas. De hecho, según informó en marzo la Federación de Trabajadores de la Harina, Bimbo está cerrando su línea mixta y de bollería debido al insuficiente abastecimiento de harina.
La escasez de un insumo clave no es el único problema. “Las entregas con subsidios funcionan como un chantaje: si recibes un insumo por parte del Estado venezolano, el Estado te manda una señal de que el ajuste en precios no puede ser muy agresivo”, afirma Oliveros. En enero, la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) ordenó a la empresa que redujera, de nuevo, los precios de sus productos al nivel que tenían el 15 de diciembre.
El problema para Bimbo –que dijo a Expansión que sigue operando en el país y declinó hacer más comentarios– es que, más allá de la porción de harina subsidiada, los otros insumos deben comprarse al valor del dólar paralelo, que cotiza un 500% por encima del oficial. Desde febrero de 2013, cuando el gobierno de Maduro impuso un férreo control cambiario, el Estado en Venezuela decide cuándo y a quién otorgar las cada vez más escasas divisas. La restricción se viene agudizando este año. En febrero sólo fueron destinados 2.8 millones de dólares al sector privado, una cifra muy inferior a los 115.9 millones asignados como promedio mensual en 2017.
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En ese marco, la operación venezolana de Bimbo se ha venido achicando hasta representar menos de 1% del grupo. “En Venezuela no se ve la luz al final del túnel”, dice José Antonio Cebeira, analista senior de Actinver. Según Ecoanalítica, la inflación fue de cerca de 4,000% el año pasado, y, para 2018, proyecta niveles de 20,000%.
En medio de la guerra del pan, a Bimbo sólo le queda resistir. “Como a cualquier otra empresa en Venezuela, le queda colocar el foco en el flujo de caja, con una estrategia de supervivencia para ver si habrá un cambio a mediano plazo”, dice Oliveros.