El Caribe mexicano es un paraíso de las fiestas sin reglas sanitarias
"Estamos emocionados, vamos a disfrutar de la playa" dijo el jueves Marshall Snore, un importador estadounidense de frutas de 36 años tras llegar al aeropuerto de Cancún para pasar seis días, agregando que no tiene miedo a contagiarse porque está tomando medidas para evitarlo como lavarse las manos.
"Me siento totalmente seguro, viajé con mi esposa e hijos. Es genial, no hay multitudes, es muy conveniente y es asequible", dijo el hombre que realiza su quinta visita al idílico destino de aguas turquesa, uno de los más concurridos del país tanto por locales como extranjeros.
No obstante, el gobernador de Quintana Roo, donde está Cancún, dijo hace un par de días que las playas aún no serán abiertas al público, pero que espera hacerlo en "breves semanas".
"La playa es un tema de esparcimiento, en este momento lo más importante es reactivar la economía del estado, pero tenemos que mantener cuidado en la salud de nuestra gente. No podemos permitir que en este momento haya contacto entre las personas", dijo esta semana el funcionario.
Precisó que se les ha indicado a los hoteles frente al mar que los visitantes no ingresen en grupos a la playa sino de forma individual.
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Unos pocos restaurantes han comenzado a abrir bajo estrictas medidas sanitarias, con meseros usando caretas o máscaras y guantes. Pero aún, el otrora agitado Cancún, preferido de los "spring breakers" estadounidenses, está lejos de lograr su vibrante actividad.
Durante abril, el número de turistas extranjeros que visitó México cayó un 97% a tasa anual a poco más de 86,000 visitantes frente unos 2.8 millones en el mismo mes de 2019, en medio de las medidas locales y foráneas para contener el coronavirus.
El turismo representa una de las principales fuentes de ingresos del país, alrededor del 8.7% del Producto Interno Bruto (PIB), y las autoridades y expertos ya habían advertido que la pandemia asestaría un duro golpe al sector que emplea a unos 4.5 millones de personas, según cifras oficiales.
"¿Miedo a viajar? De ningún modo", dijo por su parte Tony Stevenson, quien se identificó como un banquero de 62 años y dijo llegó a Cancún para revisar que su casa de playa estuviera en buen estado.