La experiencia vivida: el bienestar común como principio rector
El día 17 de marzo fue imposible para la comunidad UNIVA asistir a los espacios físicos en los que día a día se establecían prácticas, acuerdos y estrategias con el objetivo de formar profesionalmente a miles de estudiantes. El proceso educativo debía seguir, y sólo lograrían salir avante las Instituciones de Educación Superior (IES) que contaran con una vasta experiencia en el campo educativo, acceso a infraestructura de alto nivel y, sobre todo, con una amplia capacidad de adaptación por parte de los miembros de las diferentes comunidades académicas.
La UNIVA, con 58 años de experiencia en el campo educativo, y como una de las pioneras de la educación privada y la educación virtual en Guadalajara, tenía una clara ventaja para asegurar el bienestar educativo a sus alumnos, profesores y demás personal académico. Responsable con el cuidado de la persona, pudo también mantenerse como fuente de empleo de miles de personas.
Académicamente, la intervención no se hizo esperar. Se pusieron en operación protocolos de emergencia, se introdujeron a la práctica diaria tecnologías educativas que antes se ofrecían como recursos opcionales y se brindaron, en un solo mes, más horas de capacitación docente que todo lo que se tenía planeado para el primer semestre del año.
De manera especial, se atendieron las necesidades de los estudiantes, activando un Fondo Económico para Contingencias que le permitió a la Universidad, no sólo mantener al 54% de sus estudiantes como beneficiarios de algún tipo de beca o apoyo financiero, sino que le fue posible aumentarlo. A diferencia de lo que tuvieron que hacer numerosas instituciones en América Latina, UNIVA pudo sostener íntegramente los sueldos de docentes, administrativos y personal de apoyo, buscando siempre el bienestar de las familias UNIVA.
Responsable con la sociedad tapatía y mexicana, la UNIVA colaboró con distintos niveles de gobiernos para llevar a cabo diversas acciones de contención, emprender estudios científicos y poner a su disposición infraestructura y equipamiento para su uso en actividades de interés público.
En este rubro, la universidad diseñó y difundió campañas con enfoque didáctico, brindó apoyo psicológico profesional para el cuidado de la salud mental ante los riesgos derivados del aislamiento social y participó en la recolección y entrega de alimentos a poblaciones en situación de vulnerabilidad.