El aumento en la compra de gas natural deriva de un plan para crecer el suministro de la molécula estadounidense que ha registrado precios competitivos, como parte de una sobreoferta del energético en el sur de Estados Unidos.
México decidió aumentar sus compras al país vecino y crecer su infraestructura de gasoductos tras el auge que experimentó la industria petrolera estadounidense al introducir las técnicas de fracturación hidráulica y de perforación horizontal, que permitieron a Estados Unidos acceder a las reservas no convencionales del país.
Pero este plan debía ser complementado con un aumento en la producción doméstica, principalmente de la estatal Pemex, algo que no ha sucedido. La actual administración federal y las anteriores han centrado los planes de la petrolera en la extracción de crudo, pues el país no ha podido hacer competencia a los bajos precios estadounidenses del gas.
Así, la baja producción de Pemex también se ha sumado como un factor importante para crecer la dependencia del país a la importaciones, principalmente de la Comisión Federal de Electricidad –el mayor consumidor de la molécula–.
México no ha logrado dar revés a la baja en la producción de gas en el país. Petróleos Mexicanos tocó su pico de producción más alto en 2009, pero a partir de ese año no ha revertido la tendencia de caída. La producción de gas natural debía de haber aumentado como parte de los planes derivados de la reforma energética, que a través de las rondas tenía como finalidad dar a algunos privados la producción de campos que contienen gas y que había abandonado la estatal Pemex porque ya no los consideraba rentables.
Hasta ahora, cerca de 20 compañías privadas ya reportan producción de gas natural, aunque la mayoría de éstas de manera marginal, como la italiana ENI y la mexicana Jaguar Exploración & Producción.
Los apagones de ayer lunes en el norte del país han puesto a prueba el plan energético que en los últimos años ha ido encaminado a utilizar centrales de generación con base en gas natural, pero que no ha previsto el aumento en la producción local.
“Nos mostró la debilidad del sistema en México en general, que sí, efectivamente la apuesta a tener acceso al gas natural barato es la apuesta lógica, pero no debe ser la única y sobre todo es importante tener un playbook definido en cuestión de riesgo para saber qué hacer y evitar situaciones así”, dice Adrián Calcaneo, de la consultora IHS Markit.
Y México continuará con la importación del energético de Estados Unidos, toda vez que durante el sexenio pasado se echó a andar la construcción de infraestructura para transporte de gas estadounidense.