Tras 10 años en Best Day –de donde parte como CEO–, Calligaris toma las riendas del grupo con el reto de integrar y consolidar las operaciones de las dos empresas en uno de los momentos más desafiantes del turismo. Con una pérdida de al menos 46% del segmento internacional –más de 20.7 millones de viajeros–, que tomará al menos un par de años en estabilizarse, la industria sobrevive a base del turismo doméstico.
Para mantenerse a flote en este entorno, se le han lanzado varios salvavidas a la compañía. El principal ha sido un financiamiento de 200 millones de dólares de los fondos L Catterton Latin America y Waha Capital, que se ha sumado a un esfuerzo para reducir 35% de los costos generales para asegurar la sustentabilidad del negocio.
Sin embargo, un componente adicional para disminuir gastos ha sido una renegociación de la compra de Best Day, que ha afectado tanto al monto de adquisición como a los plazos de pago.
El monto de compra inicial de 136 millones de dólares –del que una parte sería pagada de manera diferida y sujeta a ajustes basados en el rendimiento–, se estableció un precio base de 56.5 millones de dólares que se pagarán 36 meses después de la fecha de cierre, y con base en el endeudamiento y el capital de trabajo de la compañía.
A este monto se suma un precio de compra variable que se pagará 48 meses después de la fecha de cierre de la compa, y que se basará en el rendimiento de las acciones de Despegar durante un periodo de seis meses antes del cuarto aniversario de la adquisición. En el mejor de los casos, este monto podría sumar 20 millones de dólares a la compra, pero, en el peor escenario, no agregaría un dólar más.
En medio de este ajuste, la compañía ha usado el parón técnico del sector turístico para continuar con la integración de ambas firmas.