Y es que la administración federal ha centrado la política energética en la recuperación de la producción de petróleo, sin que hasta ahora haya visto resultados positivos en su estrategia.
La estatal Pemex concluyó 2020 con una producción promedio de 1,640,000 barriles diarios, una baja de 1.2% respecto a un año antes. Ahora, la ASF asegura que la baja producción de crudo pone en riesgo los planes de Pemex respecto a la refinería en Tabasco y la rentabilidad de la misma.
La Secretaría de Energía (Sener) ha proyectado que hacia 2023 la refinería en Tabasco reciba 240,000 barriles diarios de crudo, hasta llegar a 267,000 barriles hacia 2025. Lo que implicaría una utilización de 78.5% de la obra cuya capacidad será de 340,000 barriles diarios.
Este escenario, dice la Auditoría, no es congruente con la disminución en la producción de crudo que se ha registrado en los últimos años, y a la cual aún no ha sido posible dar revés. De 2010 a 2019 la disminución en la producción ha sido de 34.9%.
“Se observó que para lograr incrementar la capacidad de producción, conforme a lo previsto, se necesitará de una estrategia integral, por parte de Pemex, que garantice el abastecimiento de petróleo crudo a todo el Sistema Nacional de Refinación, ya que de lo contrario existe el riesgo de que la refinería no opere en los niveles esperados, por falta de insumo, por lo que la infraestructura estaría subutilizada y, con ello, se afectaría la generación de valor económico y rentabilidad prevista para el Estado”, asegura.
La producción del 2020 se vio impactada por la parálisis en la demanda generada por la pandemia, un acuerdo con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para reducirla y un recorte en el presupuesto de la división de Pemex encargada de la extracción de crudo. Pero antes de esto, analistas ya alertaban de la ausencia de una estrategia realista para aumentar la producción.
También, como parte de la política implementada desde el ejecutivo, se ha señalado que México dejará de exportar petróleo para concentrarse en la fabricación doméstica de combustibles. Sin embargo, esto podría causar daños financieros a las arcas públicas, toda vez que la exportación de crudo representa una de sus mayores fuentes de ingresos, han alertado especialistas.
La rentabilidad de la inversión en Dos Bocas ha sido proyectada con una utilización del 90% de la capacidad total de la refinería –mayor a la estimada por la Secretaría de Energía hacia 2023–. Una menor oferta de crudo para la refinería y una menor producción en ésta podría afectar la viabilidad financiera del proyecto, ya ampliamente cuestionado por analistas y agencias calificadoras.
Las obras comenzaron antes de demostrarse su viabilidad
Los trabajos para la construcción de la refinería en el estado natal del presidente comenzaron antes de que se demostrara su viabilidad económica y la idoneidad del terreno elegido, dice la Auditoría dirigida por David Colmenares.
Las obras en Paraíso, Tabasco, comenzaron en junio de 2019, apenas seis meses después de que inició el actual sexenio.
La ASF identificó que se iniciaron los trabajos de construcción cuando apenas se identificaba cuál es la oportunidad de negocio, las opciones técnicas y económicamente factibles para su realización y sin los estudios necesarios para acreditar la viabilidad del proyecto.
“Aún no se contaba con la suficiente información técnica del proyecto, y se requería de una mayor maduración en el análisis de la viabilidad del proyecto de inversión. Esta situación incrementa el riesgo de que se materialicen factores originalmente no previstos que afecten el desarrollo de la refinería”, se lee en el informe dado a conocer el fin de semana.
Hasta ahora la refinería ya ha visto algunos problemas relacionados con la rápida planeación, como una serie de inundaciones en los terrenos y el abandono de KBR, uno de los contratistas de la obra.
