Cuando la pandemia de COVID-19 estalló en China, la economía de la región asiática paró momentáneamente, y con ello, un número importante de exportaciones quedó varado. Ahora, el reinicio de actividades de varias industrias ha traído una abrupta salida de mercancías, causando una sobredemanda y escasez de contenedores para transportar productos a nivel mundial. Esto ya afecta a México.
El problema comenzó a ser notorio en los principales puertos de Norteamérica desde mediados de 2020. Se acentuó durante el último trimestre del año. El puerto de Los Ángeles, en California –el mayor del continente–, se registró un alza de 27.3% en las importaciones recibidas durante octubre, constituyendo el mayor volumen en los 114 años de historia del recinto. Un alza similar se vio en Long Beach (de 19.4%) y Houston (22.2%) en el mismo periodo, de acuerdo con el World Shipping Council (WSC).
A finales de 2020, en medio de las festividades de fin de año, la Asociación de la Industria de Contenedores de China hizo un llamado a los fabricantes para aumentar su producción, llevando a extender los turnos de trabajo de ocho a 11 horas en las plantas para fabricar hasta 300,000 contenedores al mes, un ritmo que se ha mantenido desde septiembre, de acuerdo con el Ministerio de Transporte de la República Popular de China.