La industria estética en Tijuana, la ciudad que recibe la mayor parte de estos pacientes, resintió las restricciones a la movilidad derivadas de la pandemia. Marzo de 2020 marcó la expansión global del Covid-19 y hospitales y clínicas limitaron la atención, la hotelería pausó las reservas y, sobre todo, las fronteras cerraron.
“Se produjo una baja muy importante entre marzo y junio. Los pacientes estaban acostumbrados a pasar en vehículo o caminando y ya no podían hacerlo, lo que se sumó al cierre temporal de muchos centros médicos”, explica Alejandro Coello Manuell, director de la clínica Coello Manuell Bariatría y Medicina Estética.
Lo anterior influyó en la cancelación de 30 inversiones, entre hospitales y nuevos proyectos hoteleros en Baja California. Pero la pausa no duró mucho, a partir de julio del año pasado, y con la apertura comercial, la demanda volvió a remontar, según la información compartida por la Secretaría de Economía del estado.
“El efecto Zoom fue un punto a favor”, afirma Carmina Cárdenas, presidenta del Colegio Médico de Cirujanos Plásticos Certificados de Baja California. De acuerdo con la especialista, una consecuencia inesperada del confinamiento y el distanciamiento social fue el efecto “quiero verme como mi filtro”. “Al usar más sus computadoras, las personas notan lo que consideran defectos, algo que no pasaba cuando se reunían en vivo. A muchos no les gusta su apariencia frente a la pantalla, y el filtro solo funciona para las fotografías”.
Esto ha sido denominado por publicaciones médicas como ‘Zoom Dysmorphia’. Las personas empezaron a prestar atención a detalles que antes no veían porque, al tener una conversación virtual, ahora se ven a sí mismas incluso más que a su interlocutor.
Una vez reabierta la frontera, la demanda aumentó. No solo fue el efecto Zoom, el confinamiento hizo más notoria la aparición de arrugas o el destaque de los ojos y del entrecejo debido a los cubrebocas, explica Cárdenas. “Muchas personas quieren sacar rasgos de la frente, ojos y ojeras por el uso de cubrebocas. A eso hay que añadir que cuando alguien está deprimido no le gusta su aspecto y optan por las cirugías de poca intervención”.
Foco en la frontera
El alza se nota en las cifras. Con procedimientos que son entre 25 y 80% más baratos que en Estados Unidos o en Canadá, la Secretaría de Desarrollo Económico de Tijuana informó que, en 2020, aun con pandemia, llegaron 1.9 millones turistas de salud, que dejaron una derrama económica de 1,200 mdd.
El auge del turismo médico en Tijuana se explica, en parte, por la calidad de la práctica y por la proximidad con California, considerada la octava economía mundial. Actualmente, 45% del turismo de salud es de California, en especial, proveniente de San Diego.
Más allá de la pandemia, hay amenazas. Los expertos coinciden en que una de ellas es el intrusismo profesional. Esto se suma al reto de asegurar la calidad en sus procesos y el desarrollo de infraestructura médica.
Coello es enfático en que la regulación de personas que no tienen la calificación profesional suficiente como cirujanos estéticos es uno de los principales desafíos. La solución, dice, debe ser un esfuerzo de asociaciones médicas y del gobierno federal.
Carmina Cárdenas agrega que aún hay mucho que hacer en la tarea de regularizar, pero que los esfuerzos legales deben ir de la mano de programas educativos para el cliente, que le ayuden a solicitar las certificaciones pertinentes y así evitar rebajas “milagrosas” en costos.
Deloitte proyecta que, como meta, se espera cuadruplicar el valor de la industria estética en México en el año 2030. De ser así, esta deberá crecer a un ritmo de 10.7% anual hasta 2023 y aumentar a 13.3% entre 2024 y 2030, un panorama más que alentador para el país, que también debe superar sus desafíos más importantes: calidad, seguridad y certificaciones.