Rodolfo Ortega, director general de la firma Fly Select, explica que, en el caso de la firma, el destino de origen más demandado a la fecha es Monterrey, donde un vuelo hacia Houston o Dallas oscila entre los 7,000 y 10,000 dólares en la categoría mediana, para un avión que alberga entre siete y nueve pasajeros. En este segmento las reservaciones repentinas también se han presentado.
“Las reservaciones ocurren de un día a otro o incluso el mismo día”, afirma. La premura ha generado retos, ya que para volar es necesario presentar una prueba negativa de COVID-19, que no debe tener más de tres días y, en algunos casos, la entrega de resultados toma un par de días.
Pese a los retos, el deseo de cruzar la frontera para obtener la vacuna crece en México. Incluso, algunos empresarios han decidido vacunar a sus trabajadores en Estados Unidos, como ha sido el caso de Eduardo, un empresario del sector energético, quien se vacunó en Chicago y pagó los gastos de dos de sus colaboradores hacia San Antonio para ser inoculados.
“Costó alrededor de 70,000 pesos por persona entre viajes, hospedajes y rentar el carro (…) Somos una empresa con poco personal, no es tan complicado como una que tenga 1,000 trabajadores, pero mientras más gente haya vacunada, mejor”, afirma.
¿Hay consecuencias?
Una de las interrogantes en este momento es si una persona puede perder su visa por irse a vacunar a Estados Unidos, o enfrentar otro tipo de consecuencias.
Expansión se puso en contacto con la Embajada de Estados Unidos en México respecto a este tema, pero el área de comunicación se limitó a decir que la permisibilidad de vacunas es de carácter estatal, y no federal.
“Si tiene preguntas sobre la elegibilidad de las personas para recibir la vacuna en los Estados Unidos como parte de un grupo prioritario, lo remitimos a las autoridades de salud locales”, dijo la Embajada en un correo.