La división, planificada para mediados del próximo año, permitirá a GSK concentrarse en su negocio principal de medicamentos y vacunas, que se ha visto afectado por la falta de productos de rápido crecimiento y los pacientes que postergan los tratamientos, debido a la pandemia del COVID-19. Y esto ha afectado sus acciones.
Para salir a la Bolsa, GSK entregará cerca del 80% de su participación del 68% a sus accionistas. La firma dio a conocer que, con esta separación, ellos recibirán dividendos de GSK y de Consumer Healthcare por un total estimado de 55 peniques por acción. Esto se traduce en una reducción del 31%, en comparación con el dividendo estimado para 2021, de 80 peniques por acción.
Entre los planes de la farmacéutica también está cotizar en Estados Unidos a través de la fórmula de las American Depositary Receipt (ADR), es decir, recibos que emite un banco norteamericano y que amparan el depósito de acciones de emisoras foráneas.
GSK mantendrá el 20% de participación, como una inversión financiera a corto plazo. El objetivo es monetizar esa participación para fortalecer su balance. Asimismo, la firma británica busca alcanzar ventas por 38,611 millones de euros para fines de 2021.
A pesar de ser el mayor fabricante de vacunas del mundo por ventas, GSK ha sido superado por empresas como Pfizer, Moderna y AstraZeneca, en la fabricación de la vacuna contra el COVID-19.
"Soy muy consciente de que las acciones de GSK han tenido un rendimiento inferior durante un largo periodo", dijo la presidenta ejecutiva, Emma Walmsley, en una conferencia de prensa, donde agregó que permanecerá al frente del negocio farmacéutico y de vacunas llamado New GSK.
La presión ha aumentado sobre la CEO luego de un informe en abril que reveló que el fondo activista inversor Elliott tomó una participación multimillonaria en GSK.
Con información de Reuters.