La reforma de 2013 daba a la CFE la obligación de participar como una compañía más en el mercado eléctrico –excepto en la distribución y transporte en donde continua con el monopolio– al convertirla en una empresa productiva del Estado. Pero ahora la reforma busca nombrar a la compañía como un organismo del Estado, con autonomía presupuestaría y administrativa, con la facultad de convertirse en el único encargado de garantizar la generación eléctrica y de planear el Sistema Eléctrico Nacional.
Hasta ahora, la Secretaría de Energía es la entidad encargada de diseñar el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional, que marca los ejes rectores de la política eléctrica. Así, con la reforma, la CFE pasaría de ser una empresa más del mercado, a marcar el eje a seguir dentro de toda la política eléctrica.
“¿Quién va a ser el regulador del mercado? La CFE. Será un ente no solamente monopólico, no solo en materia de mercado, sino en la toma de decisiones. Todos los privados van a estar sujeto a lo que diga la CFE“, dice Claudio Rodríguez-Galán, socio de la práctica de energía de Holland & Knight. “La CFE pasa de ser una empresa productiva del Estado a un organismo del Estado, esto quiere decir que ya no estará sujeta a transparencia o reglas de operación comercial o mercantil”.
El ejecutivo quiere darle a la compañía dirigida por Manuel Bartlett la responsabilidad de diseñar la política hacia la transición energética y de absorber las labores del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), el operador del mercado eléctrico. Un ente que por ahora se mantiene como una figura independiente, cuya finalidad garantizar imparcialidad en el acceso a las redes de transmisión y distribución a todos los participantes del mercado.
Desde los primeros meses de la actual administración, la CFE ha mostrado un constante acercamiento al Cenace: los funcionarios de la estatal hicieron públicos algunos acuerdos con los que habían llegado con el organismo para favorecer el uso de las centrales eléctricas de la Comisión, principalmente las que funcionan vía carbón.
La reforma también busca regresar a la compañía dirigida por Manuel Bartlett la función principal en la generación eléctrica y la de garantizar el servicio al país. La iniciativa abre la puerta para que la estatal mexicana compre la electricidad a algunos privados bajo un mecanismo que deberá detallar en una legislación secundaria.
El presidente ha presentado esta reforma en un escenario menos alentador al que tenía su partido hace unos meses, cuando tenía una mayoría en el Congreso, el Senado y la Cámara de Diputados. Ahora, ninguna de las dos Cámaras tiene mayoría de Morena. La posibilidad de que la CFE recupere el poder perdido es una moneda en el aire.