“Si no hay inversión, no hay crecimiento y, si no hay crecimiento, no vamos a solucionar los problemas sociales del país”, dice el empresario, forjado en la multinacional mexicana Femsa durante 46 años, antes de ocupar el asiento de presidente del CCE en 2019.
Ante un escenario que no deja de ser turbulento, entre nuevas variantes del COVID-19, presiones en las cadenas de suministro y una inflación globalmente alta, Salazar Lomelín ve la oportunidad de enfrentar las amenazas exteriores desde el interior.
Expansión: ¿Cuál es el balance que hace a mitad de sexenio sobre la gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador?
Carlos Salazar: Estamos viendo claroscuros. Hay cosas positivas, como la estabilidad de la economía, que no se haya tomado más deuda, que los déficits del sector público se mantengan bajo control y las finanzas públicas están sanas. Yo creo que todas esas cosas son muy buenas. Número dos, el programa de vacunación ha ido prosperando. Tenemos ya casi la mitad de la población vacunada, esto nos ha dado una posibilidad de regresar a nuestra actividad normal de una manera más segura.
¿Dónde están las áreas de preocupación? Sin duda, han sido la falta de inversión y, por ende, la falta de crecimiento. Vimos el nuevo pronóstico del Banco de México (Banxico), donde disminuye sensiblemente el que había hecho, a 5.4%, es decir, por debajo del famoso 6% que decíamos que era muy alcanzable.
Esto viene acompañado de un problema inflacionario que, si bien tiene su origen en el mundo, en la parte externa, también nosotros estamos contribuyendo al problema de la inflación. La inflación no subyacente, que es la que mide los productos de mayor volatilidad, está teniendo crecimientos de hasta 11%, y ahí vienen, entre otras cosas, la parte de energéticos, que son mucho más influidos por la situación interna del país.
E: En la parte interna y las situaciones donde el Gobierno Federal podría tener incidencia a través de políticas públicas, ¿cuál es el área de oportunidad?
CS: La inversión en México ha sido tradicionalmente muy baja. Si nosotros queremos crecer, la inversión debería estar en niveles muy superiores a lo que hemos alcanzado y eso nos aseguraría un círculo virtuoso: se invierte, se crean empleos, al crear empleos se crea ingreso, y ese ingreso crea también un crecimiento de las variables de la demanda y del consumo, sobre todo.
Si no hay inversión, no hay crecimiento, y si no hay crecimiento no vamos a solucionar los problemas sociales del país. Nosotros lo que creemos es que la obsesión que deberíamos tener por la inversión no se ha dado.
No vemos una orientación de la política pública tan constantemente tratando de estimular la inversión. Hay una enorme cantidad de restricciones, de reglamentaciones, de nuevas legislaciones, ya que el escaso entendimiento de muchas de las intenciones que se quieren hacer por parte de la política pública ha provocado que la relación de la inversión con el Producto Interno Bruto (PIB) alcance menos del 19%, uno de los índices más bajos de los últimos años.
E: ¿Y cuál es el potencial del país en términos de la relación entre inversión y el PIB?
CS: El potencial que nosotros hemos marcado es que deberíamos andar en 25%, de los cuales cinco puntos [porcentuales] deberían ser inversión pública, que ahora no alcanza ni tres puntos. El gobierno, a pesar de los proyectos conocidos, como el Tren Maya, el aeropuerto y el Tren Transístmico, debería estar invirtiendo mucho más en más regiones de nuestro país, y eso no lo estamos alcanzando.